(viene de la edición anterior)
La Cámpora es una de las organizaciones a través de las cuales los ex presidentes Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner pusieron manos a la obra en la necesaria tarea política de sembrar militancia a futuro. Darle dique a aquello de “que florezcan mil flores”, con lo cual emitieron varias señales muy claras respecto de la necesarísima participación de la juventud en la política. Las formas de lograr sus objetivos por parte de cada tribu es algo propio e incuestionable, patrimonio de cada una de ellas.
Los mismos que quizás formaron parte de las juventudes sindicales de los ’60 y ’70, algunos de cuyos integrantes fueron carne de cañón de la Triple A como así luego participaran enfervorizados del Proceso de Reorganización Nacional, son los que cuestionan la verticalidad de ese conjunto humano de más de 500.000 jóvenes esparcidos por todo el territorio nacional. Lo que no te dicen es que les molesta que la lidere el Diputado Nacional Máximo Kirchner, heredero natural de los dos ex primeros mandatarios que volvieron a dimensionar al peronismo
Lo escribo en mi condición de kirchnerista silvestre, al que sólo anima el deseo de repetir y profundizar todo lo que nos propuso la etapa política que se llevó adelante desde Casa Rosada a lo largo de 12 años y medio que resultaron inolvidables. No recibo pauta oficial alguna y, mal que me pese, este mismo sector me obtura la posibilidad de algunos de esos apoyos, puesto que soy -y seré- un crítico férreo del extractivismo, algo que forma parte del abominable acuerdismo entreguista que conforman las principales agrupaciones políticas.
Algunos pensarán que lo mío ha de tener algún componente de Síndrome de Estocolmo, por eso de apoyar una organización -en este caso- que me castiga igual que lo hace la derecha tradicional, en términos de retacearme apoyo concreto para sostenerme y avanzar. Es más, nunca me llamaron para trabajar ni en Radio Nacional ni en Radio Libertador, para citar dos casos concretos de esa cerrazón. Y ante algunos de los hechos de las 15 censuras de que he sido objeto, no movieron un dedo por defenderme de esa abominable práctica.
Destaco y apoyo lo hecho. Mucho de positivo puede arrancarse al capitalismo en tanto tal, mientras se lo combate hasta darle salida aupando un tiempo mejor. Cristina marcó caminos que es un placer seguir transitando y sus dos mandatos hicieron la diferencia, mostrando otros horizontes. Por suerte, todos los dirigentes políticos no son iguales. El ex Presidente Alberto Fernández llevó adelante un gobierno de buenos modos y discurso apreciable, al tiempo que seguía beneficiando a los sectores oligárquicos que sostuvieron al macrismo.
Quiero dejar muy en claro lo que pienso, puesto que no estamos en presencia de un boludo ni de un cero a la izquierda, como algunos compañeros repiten como para exorcizar la traición que encarnó. Lo de él fue echar andar la máquina de impedir el desarrollo pleno de un gobierno que podría haberlo dejado entre los mejores presidentes de nuestra historia. “Alverso”, como lo bautizó nuestro pueblo, decidió jugar a favor de los mismos intereses que dijo que combatiría, a lo largo de su campaña electoral. Trabajó para el Poder real.
Su principal tarea la llevó al paroxismo, puesto que para terminar con el kirchnerismo hizo todo lo que le encomendaron. Sin embargo se las tomó a España, con lo cual emitió una señal inconfundible respecto que sabe muy bien la responsabilidad crucial y única que le cabe en el encumbramiento de la ultraderecha. Por su parte, la figura de Cristina se recorta cada vez más sólida, en asocio con el recuerdo de aquellos años en los que la principal línea directriz podríamos hallarla dibujada en la consiga “la Patria es el otro”. Que la cuenten como quieran.
(continuará)
La yapa será siempre la misma, una de sus destacadas intervenciones públicas que hicieron historia. En este caso Cristina hace el lanzamiento del plan de vivienda única familiar “Procrear Bicentenario”, el 12 de junio de 2012.


