Habíamos comenzado a analizar Constitución de 1949, desde su artículo 40, que constituye, en este momento histórico específico, la clave para entender lo que debería ser una actitud verdaderamente peronista ante el macrimileísmo. Dicho de otra manera: el peronismo no optó por la resistencia sino por la famosa “garantizar la gobernabilidad” (del enemigo de la Patria), sencillamente porque cortó sus propias raíces con su devenir histórico, y dejó de ser el peronismo verdadero, el de las Tres Banderas. Así de fácil. Los jóvenes peronistas de hoy (y muchos viejos lobotomizados por el Proceso) no saben de qué estamos hablando.
Veamos qué entienden de lo que dicen los artículos 38 y 39 de la Constitución peronista:
Art. 38: La propiedad privada tiene una función social y, en consecuencia, estará sometida a las obligaciones que establezca la ley con fines de bien común. Incumbe al Estado fiscalizar la distribución y utilización del campo e intervenir con el objeto de desarrollar e incrementar su rendimiento en interés de la comunidad, y procurar a cada labriego o familia labriega la posibilidad de convertirse en propietario de la tierra que cultiva. La expropiación por causa de utilidad pública o interés general debe ser calificada por ley y previamente indemnizada. Sólo el Congreso impone las contribuciones que se expresan en el artículo 4. Todo autor o inventor es propietario exclusivo de su obra, invención o descubrimiento por el término que le acuerda la ley. La confiscación de bienes queda abolida para siempre de la legislación argentina. Ningún cuerpo armado puede hacer requisiciones ni exigir auxilios de ninguna especie en tiempos de paz.
Art. 39: El capital debe estar al servicio de la economía nacional y tener como principal objeto el bienestar social. Sus diversas formas de explotación no pueden contrariar los fines de beneficio común del pueblo argentino.
(N. del A.: se entiende que no existe, en la cosmovisión peronista, el capitalismo salvaje, la exaltación de la propiedad privada, el lujo desmedido ni el consumismo y que el bien supremo es la solidaridad, ¿se entiende que no hay sociedad sin Estado?. Si no entendimos eso, ya arrancamos mal.)
Comparemos ahora el 40 (2) con el 124 de la constitución actual (1994), dictada desde el Consenso de Washington por el títere pseudoperonista Carlos Saúl I. En un solo renglón liquidan la soberanía nacional: “Corresponde a las provincias el dominio originario de los recursos naturales existentes en su territorio”. Ese Título Segundo de la CN (artículos 121 a 129) es la consagración y continuidad del golpe de 1955, el ingreso al FMI y el comienzo de la balcanización que está intensificándose desde el pasado 10 de diciembre.
¿Se entiende ahora por qué fue derrocado Perón?… porque ya entonces el Imperio había establecido que viviríamos estrangulados por una deuda eterna y condenados a ser nuevamente colonia productora de materias primas para alimentar el desarrollo industrial de Europa y EE. UU.
Por eso, a poco del golpe de 1955 se derogó, por decreto, la Constitución de 1949 y se aprobó la entrada al FMI; por eso la constitución trucha de 1957, que fue hecha con proscripción del peronismo (la UCRI se retiró de la Constituyente, justo es decirlo), vuelve a la Constitución de 1853, de corte liberal y hecha a la medida de los intereses británicos de la época.
Luego, la reforma constitucional del 94 vino a cerrar el círculo, del cual no pudo salir el Tercer Movimiento Histórico al que llamamos “kirchnerismo”. Esa vez, todo el mundo (incluyendo Chacho Alvarez, Pino Solanas, etc.) intentaron impedir que el convencional constituyente por Neuquén, su primer Obispo Monseñor Jaime De Nevares, renunciara a la Convención y se retirara. O sea, no juró la nueva Constitución. Recordemos: “1994 fue un año clave, ya que se reunió la Convención Nacional Constituyente para la reformas de la Constitución. Jaime se retiró de la Convención Constituyente, ya que no aceptaba ninguna aprobación a libro cerrado. Los convencionales Chacho Alvarez y Pino Solanas intentaron disuadirlo, pero no pudieron. La nueva Constitución regalaba a las provincias los recursos naturales y sabemos lo que eso significa: las provincias son débiles cuando están separadas y deben enfrentar las seducciones del capital extranjero. En esa época también se había aprobado la Ley de Inversiones Mineras (24196/93), que quitaba al Estado Nacional la potestad de invertir en minería. Lo mismo ocurría con la educación, la salud, y muchos temas. Contradictoriamente, la nueva Carta Magna consagraba derechos ambientales, pero de manera muy ambigua. De hecho, a la fecha nadie parece haber leído el artículo 41. Al menos no en Mendoza.” (3).
El neoliberalismo sabía lo que hacía al reformar la Constitución en 1994: servir a los fines del FMI de balcanizar la Argentina y así “dividir a los hermanos” para que “los devoren los de afuera”. Literalmente. Cuando De Nevares renunció a su banca en esa Convención Constituyente, leyó un discurso en el que se oponía al tratamiento a libro cerrado del texto acordado por Alfonsín y Menem (acordado? o impuesto por el poder económico?), y finalizó diciendo “no quiero asistir a los funerales de la República”. Y los funerales de la Repúbica vinieron no más: comenzaron con el propio Menem, continuaron con De la Rúa, luego Macri y ahora Milei. Literalmente: se está violando la misma Constitución del 94, no se respeta la libertad de poderes, se violan los derechos humanos, se hambrea al pueblo. Estamos asistiendo, en estos días a la reedición de lo ocurrido hace casi 70 años, cuando un poder sedicioso (un gobierno de facto lo es) anula, por decreto, una Constitución, violando el principio jurídico según el cual una norma de rango inferior no puede contradecir ni derogar a una de rango superior.
En la Constitución de 1957 no pudo participar la mitad del pueblo, por ser peronista, lo cual también la vicia de nulidad.
Debemos rescatar, eso sí, al convencional radical Crisólogo Larralde, quien al menos pudo introducir lo que sería el artículo 14 bis, que instituye los derechos de los trabajadores, y que fuera derogado por todos los gobiernos posteriores, de jure y de facto por igual, excepto Alfonsín y los Kirchner. A Alfonsín lo echaron los liberales que ha venían preparando en gateras a Menem, pero con el kirchnerismo no pudieron, y de ahí la inquina contra “los K”.
La reforma del 94 fue tratada por un peronismo ya domesticado y lobotomizado, como ya dijimos hace ya cuatro años (4).
A la luz de los articulos 38 y 40 (4) de la CN49, hoy sabemos que, con ella vigente, el FMI nunca había entrado al país, no habría habido golpes de Estado, el país no estaría entregado a la banca extranjera ni la Pampa estaría sojizada e intoxicada con glifosato, no existirían los pooles de siembra, ni la Cordillera agujereada y contaminada por mineras extranjeras. No habría Mileis ni Macris matando de hambre al pueblo.
Zaffaroni lo dice claramente en el prólogo de la introducción de la versión que estamos investigando: “”Más allá de todas las confusiones y desencuentros, de todas las críticas del momento histórico, de los errores y aciertos de uno u otro gobierno, el lector actual del texto de 1949 no tiene más que repasar con la mirada más somera sus articulos 38, 39 y 40 para descubrir la determinante de la pretensión de suprimirla de la memoria de todos los argentinos y para convencerse de que, al margen de la buena o mala fe o de la ingenuidad de muchos, su supresión autoritaria fue un capítulo más de una decisión hegemónica planetaria” (cursiva en el original, negrita y subrayado nuestros).
Zaffaroni agrega que la Constitución del 49 no hace más que poner a tono al país con el keynessianismo imperante en el mundo en la postguerra, la política inglesa del “pleno empleo en una sociedad libre” (Partido Laborista, Inglaterra), como continuidad del New Deal instalado en EEUU por Franklyn Delano Roosevelt en 1933. Nada nuevo, nada de totalitarismo, nada de comunismo encubierto, el peronismo no fue más que la aplicación en Argentina de las medidas que una década antes habían sacado a EEUU del hambre creada por el liberalismo económico: el Estado interviene en la economía y la misma no es librada a la buena fe del Dios Mercado. El Papa Pio XI había reclamado, justamente, eso, pero antes de la guerra. Y Pío XI no era comunista!
Perón hacía lo mismo que Lázaro Cárdenas en México (1934-40) y Getulio Vargas en Brasil. Recordemos que fue Cárdenas quien dio asilo político a León Trotsky, por lo que no puede ser sospechado de “stalinista”. Estamos? Cárdenas también dio exilio a españoles republicanos derrotados por Franco en 1939. Cárdenas fue traicionado por su propio sucesor (Lenin Moreno no fue el primero), quien “congeló su revolución”, de la misma manera que la “Patria Peronista” hizo en la Argentina con la “doctrina de Perón”.
Getulio Vargas, oh casualidad, sufrió una crisis política siendo presidente de Brasil y resolvió suicidarse en 1954. Mismo año en que Jacobo Arbenz era derrocado en Guatemala. No son demasiadas las “casualidades”.
Pasaron cosas…. “decisión hegemónica planetaria” no es una ocurrencia caprichosa de Zafaroni.
Dice Wikipedia de Arbenz: “El 27 de junio de 1954 fue derrocado por un golpe de Estado dirigido por el Gobierno de Estados Unidos, con el patrocinio de la United Fruit Company y ejecutado por la CIA mediante la operación PBSUCCESS, que lo sustituyó por una Junta militar que finalmente entregó el poder al coronel Carlos Castillo Armas. Fue acusado de ser comunista y atacar los intereses de los monopolios fruteros estadounidenses y oligopolios agrícolas nacionales, principalmente con la reforma agraria, y por dar cabida entre su círculo íntimo de asesores a los miembros del Partido Guatemalteco del Trabajo. Tras el golpe tuvo que escapar a un tortuoso exilio en Uruguay y México, donde se separó de su esposa e hijos, sufrió una férrea campaña de desprestigio orquestada por la CIA y su hija Arabella se suicidó en Bogotá, Colombia, en octubre de 1965. “.
Te suena familiar esta historia del pequeño gran país centroamericano?
Ernesto Che Guevara, que venía de familia rica, estaba en Guatemala, y fue la embajada del gobierno peronista quien le dio asilo para protegerlo de los golpistas de 1954, gesto que el Che nunca olvidaría.
Mientras tato, en Chile, Carlos Ibañez fue presidente de 1952 a 58. Los que saben dicen que su período 1952-55 fue populista (es decir keynessiano) y el resto fue liberal. Como en Argentina, como en Brasil. Los chilenos, ya sabemos suelen adaptarse muy fácilmente, con todo respeto. Ibañez no era Salvador Allende ….
Se entiende entonces que lo ocurrido en 1955 en Argentina no ocurrió sólo aquí?. Perón hablaba de la necesidad del ABC, alianza geopolítica de Argentina-Brasil-Chile, y eso lo dijo en 1953 en una cena de camaradería de las Fuerzas Armadas. Vós crees que Estados Unidos no tomó nota de todas esas cosas y que entonces los golpes (violentos o no) en Brasil, Argentina, Guatemala (Chile), fueron en el mismo tiempo por casualidad?.
Tiene razón Zaffaroni cuando habla de que nuestra desgracia es un mero capítulo de una Historia mayor, que ahora empezamos a ver con más claridad, pues tenemos en nuestra memoria la experiencia 2003-2015, cuando vimos que todo fue mejor sin el FMI y avanzando hacia la unidad de los pueblos de América Latina, con crecimiento económico, justicia social, soberanía económica, no plenas obvio.
Tendríamos que investigar el decreto 620/76, que no pudimos descargar de la web (5), donde Isabel Perón tuvo intenciones de volver a la Constitución del ´49. Eso relata el video que acompaña a estas reflexiones….. Y ver si es cierto que por eso los militares apresuraron el golpe, para evitar que, ese mismo año, se efectivizara un nuevo llamado a elecciones generales.
La Constitución de 1949 ya no está, pero nos sigue iluminando el camino, aunque por ahora seamos pocos los memoriosos.
Columnista invitado
Carlos Benedetto
Museólogo, profesor de Historia jubilado y presidente de la Federación Argentina de Espeleología (FAdE). Escritor y periodista. Miembro de la Comisión de Ambiente del Instituto Patria. Co-fundador de la Biblioteca de la Memoria Jaime De Nevares (2007) y de la Agrupación Luis Barahona (2018), Malargüe. Colaborador de nuestro diario desde -casi- los orígenes, en temas históricos, políticos y ambientales. Para conocer toda su producción mirá aquí.
Notas
Para que sea peronismo volvamos a la Constitución del ’49, 1 / por: Carlos Benedetto
Para que sea peronismo volvamos a la Constitución del ’49, 2 / por: Carlos Benedetto
De Nevares, no quiso asistir a los funerales de la República / por: Carlos Benedetto
Reflexiones sobre el 25 de Mayo y el peronismo / por: Carlos Benedetto
https://normas.gba.gob.ar/documentos/02JErlUG.html