(viene de la entrega anterior)
Hace tiempo que me da vueltas y vueltas el tema de las plataformas políticas.
Creo que el secreto no es la formación de un nuevo partido. Puede, si, ser un frente político. Pero el secreto de un cambio profundo lo dieron las minas.
Se pusieron de acuerdo las mujeres en exigir al menos un tercio de los puestos políticos en todos los partidos, y no el puesto N° 25 en adelante. No. Ubicación proporcional. Otro tercio lo tendría que solicitar la juventud. Para menores de treinta. Y eso comenzar a pelearlo desde abajo, desde los municipios, provincias, etc.
Les quedaría una parte a los que hacen de la política su trabajo. Pero una renovación así, oxigenaría el campo político.
Y me quedé con la espina de los presupuestos para salud y educación.
Escuché por la radio que era monstruoso el presupuesto de las FFAA, incluido el de la propia educación, colegio militar, etc.
Creo que la punta es el fortalecimiento de salud y educación.
Absolutamente NADA para fuerzas armadas y de seguridad; absolutamente nada ni para ejército, marina, aeronáutica, policía, gendarmería, prefectura, S.T.D.E, etc, NADA de NADA.
Si son absolutamente inútiles. En conflicto exterior demostrado ampliamente en Malvinas. ¿O vamos a gastar un peso en la chatarra que nos vendan los países centrales? Si cuando los pobres soldaditos iban maltrechos a congelarse en Malvinas, los ingleses con el apoyo yanqui tenían hasta aparatos infrarrojos para ver en la oscuridad. Lo que nos venden y bien caro, es lo que ellos ya superaron en tecnología.
Quiere decir que no seamos utópicos en pensar enfrentar a los que mandan. Malvinas lo demostró.
Y no nos vamos a pelear con los países hermanos que es lo que quieren. Chile, Brasil, son como nosotros, países hermanos. Que a veces nos agarramos a patadas (como también nos peleamos los hermanos), es real.
Pero si los chilenos quieren los hielos patagónicos es porque se los regalan los que mandan desde Buenos Aires, que quieren regalar nuestros parques nacionales al F.M.I., los hielos, la mayor belleza de Santa Cruz a los chilenos.
¿Y nos vamos a pelear con soldaditos chilenos que pueden opinar para los conscriptos argentinos?
Ni un peso para las www.
Pero por otro lado, también sería importante un tiempo de laburo para el país.
Por ejemplo: alfabetizar, campañas de prevención en salud, hacer viviendas o caminos. A cargo de las Universidades Nacionales. Todo el presupuesto de las FFAA a las universidades nacionales.
Y que el tiempo de servicio militar sea considerado trabajo solidario para el país.
Cada uno viviendo en su lugar, que se le garpe un sueldo como corresponde, y estudio y laburo para el país.
Cada provincia sabrá un qué.
Los estudiantes de cada carrera laburarán en lo suyo. Los estudiantes de medicina se irán a trabajar en las villas o zonas rurales en prevención. Las de ingeniería a hacer tanto laburo que hace falta en energía alternativa, etc, etc.
Y en ese tiempo, seis horas al día dedicadas al país, cuatro horas de trabajo y dos de educación.
El que sabe enseña a los que no y todos en trabajo concreto.
Y la guita para la salud tiene que venir de las obras sociales. No puede ser que estatales estemos aportando tanto de nuestro sueldo para los sanatorios particulares y los hospitales públicos tengan pocos profesionales para tantos enfermos.
Tomemos conciencia que el hospital publico, es de todos. La alta tecnología medica tiene que ser solventada con el aporte de todos.
Lo voy a despertar al July para leerle lo que escribí. Ayer estuvo con una pataleta al hígado asi que hoy mate no.
-July, escucha lo que escribí. Es la solución para el país. Le encontré la vuelta. Nada para las FFAA. Su presupuesto para las universidades y para salud el de las obras sociales. ¿No te parece genial?-.
-¿Genial? Me parece una locura. Yo que estaba aquí tan tranquilo queriendo la paz, mirar la barda, escuchar los pajaritos y me despertás con eso. Si es una bomba atómica-.
-Pero no ves que es la solución para la paz. Sencillo. Ni un peso para la guerra-.
-Ja, Ja. Y vos que ayer querías poner una rejita colonial aquí en la ventana para que no parezca una cárcel y me venís con esa. Todos adentro, otra vez, no. Señor, yo quiero la paz, que se junten todas las iglesias y que realicen la paz.
Nada de cambios bruscos. Ya me imagino mesas de trabajo y todo eso.
-¿Y tan utópico te parece? Vos creés que empezar proponiendo que la juventud tenga un tercio de los cargos no es una buena idea?-.
-Esa sí. Es hora ya que además de votar puedan ser elegidos. La otra no va-.
¿Qué hacés con los miles y mieles de milicos desocupados?
-¿Y qué hacen los miles y miles de desocupados de las fabricas según su proyecto?-.
Y los miles y miles de despedidos de aerolíneas, teléfonos, ferrocarriles, etc…
Que se encaran un microemprendimiento, como proponen ahora, qué se yo.
-Si, ya se, un general, con los cositos colgando de los hombros y la gorra, haciendo artesanías, rosarios de hilo. En un taller que se lo de yo.
Dejate de joder que esa no te la creés ni vos.
FIN
Columnista invitada
Lucía Isabel Briones Costa
“Mi pecado fue terrible: quise llenar de estrellas el corazón de los hombres” decía el poeta… Desde los lejanos años de estudiante del profesorado en Historia en la Universidad Nacional del Sur, dediqué mi vida a la educación. En los tiempos previos a la dictadura de 1976 enseñaba en una vieja aula de la Facultad de Agronomía el bachillerato de adultos, tarea compartida con los compañeros, casi todos presos políticos después en Bahía Blanca. Cuando era rector Remus Tetu se hizo una razzia contra docentes, no docentes y estudiantes, especialmente contra los alumnos de Humanidades, Sociología y Economía. Estaba terminando mi carrera, cursando las últimas materias cuando fui detenida y puesta a disposición del PEN, el Poder Ejecutivo de la Nación, durante tres años y tres meses, hasta diciembre de 1978. Estuve en las cárceles de Villa Floresta, Olmos, Devoto y los tres últimos meses en la U20, la cárcel dentro del Hospital Borda, donde un prolijo tratamiento con drogas psiquiátricas hizo borrar totalmente mi memoria. Así me dejaron en libertad, diciéndole a mi padre: “Su hija es irrecuperable, será un vegetal hasta el día de su muerte. Que Dios les de la Santa Resignación”. Gracias a haber encontrado la ayuda adecuada pude recuperar, poco a poco, la razón perdida. Y me fui a La Pampa, donde fui docente de escuelas primarias y secundarias en la pequeña localidad de 25 de Mayo y en el Terciario de Formación Docente de Catriel, Río Negro. Recién en 1997, pude terminar mi profesorado en la Universidad del Comahue, para cuando mis compañeras de promoción de la Universidad del Sur ya estaban por jubilarse. Luego comencé la maestría en Historia Latinoamericana de los siglos XIX y XX, la cual se interrumpió cuando la Universidad no podía pagar a los docentes, varios doctores en Historia. En ese tiempo de docente rural comencé a escribir narrativa, tarea que continué al jubilarme en el bello mar de Las Grutas, en Río Negro. Seguí escribiendo con la alegría de dar un legado en su educación a mis hijas: la mayor psicóloga y la menor, maestra y profesora de Historia, ambas egresadas también de la Universidad del Comahue.
(Cuadros de Mildred Burton)