Seguimos compartiendo estas crónicas de indias, al modo de los cronistas de hace quinientos años, los curas, los únicos que sabían leer y escribir, pero un poco más berretas.
Nos queda yerba para dos días.
Esta mañana Ariany nos invitó a un conversatorio en que cuatro historiadoras se refirieron a la mujer venezolana. Fue en la Casa Nuestramérica José Martí y requerirá un pequeño relato por las cosas novedosas que allí se dijeron. Pero a su tiempo.
Ariany. En el momento en que nos invitaron al Gran Encuentro Mundial, la cancillería nos explicó -vía whatsapp- que nos contactaría un ataché, una persona encargada de un grupo de invitados internacionales, que se desarrollaría la tarea de tenernos al tanto del programa del encuentro. Nos tocó en el grupo cuya responsable -o ataché- fue Ariany, una muchacha de treinta años, licenciada en asuntos internacionales que además de una simpatía tan, pero tan venezolana, habla cinco idiomas. Nos acompañó hasta para ubicar el baño en el gran teatro, para ayudarnos a tomar un taxi o un colectivo. Cada noche que nos separábamos nos pedía, más bien nos lo exigía, que le enviáramos un mensaje al llegar al hotel, como las madres. Una funcionaria de la diplomacia y la solidaridad en todo el sentido de la palabra, una funcionaria cultísima con quien mantuvimos hermosas charlas de historia, política y literatura. Ha sido nuestra guía y referencia todos estos días. Calzando zapatillas y jean y cargando una mochila rosada de colegiala, nos hizo sentir realmente bienvenidos a Venezuela. Imaginamos que similar trabajo lo realizaron con los doscientos y pico invitados extranjeros. En algunos momentos la reemplazaba la ataché Génesis, una morocha encantadora. Tremenda organización que se ocupó de los más mínimos detalles con cada uno de nosotros. Avisar con tiempo que lo pasarían a buscar al hotel para llevarlo al aeropuerto, indicarle a cada uno dónde habría comida o agua, dónde debería estar quien quisiera asistir a tal o cual lugar…
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El cierre del Gran Encuentro Mundial – Chávez en el corazón del pueblo, el domingo 5, se desarrolló en la sala mayor del Teatro Teresa Carreño, que tendrá unas tres mil butacas. En la enorme mesa montada en el escenario estuvieron sentados los presidentes, vicepresidentes, primeros ministros y cancilleres de muchos países, que no enumeraré por temor a no completar la lista. Tras la mesa una buena cantidad de representantes de más países aún, Argentina incluida. En esta tamaña juntada se mezclaron discursos de varios de ellos, cada cual con su visión o sus recuerdos de Chávez (Ortega habló media hora y casi se olvida de que el motivo era el pensamiento de Chávez) , con música llanera, cantantes y bailarines y bailarinas. Una fiesta. La política en Venezuela tiene una estética que nos ha costado comprender: tras un encendido discurso contra el imperialismo, o un sesudo análisis de la política internacional, sin solución de continuidad suena un cuatro, un arpa y un huiro y todo el mundo moviendo las caderas o haciendo palmas.
Sentados en las primeras filas de la platea baja reservadas a los invitados internacionales, nos tocó estar junto a un cubano, crítico teatral, que nos insistió en que nos acercáramos a la custodia de Ramiro Valdez (*) para saludarlo… su apretón de manos y las pocas palabras que intercambiamos fueron más, mucho más de lo que esperábamos. Otro tanto nos pasó al saludar a Aleida Guevara.
(*) nació en el 32, a los 24 años participó en el asalto al cuartel Moncada, estuvo un par de años preso, desembarcó en Alegría de Pío con el Granma, combatió en toda la campaña de Sierra Maestra, en la que fue el segundo del Che y entró el 1 de enero de 1959 a la Habana. Como se puede apreciar, el cholulismo de izquierda también existe.
Mientras armaban el escenario y esperábamos que entrara Nicolás Maduro, conversamos con los músicos, que nos explicaron las diferencias del arpa llanera con el arpa clásica, mientras el público juvenil cantaba consignas y canciones completas y todo el mundo conversaba sin inquietarse por la demora en comenzar el acto. Ya en pleno desarrollo escuchamos atentamente a cada orador y bailamos cada joropo en la butaca. Una fiesta. La salida fue demorada, para nuestro gusto, hasta que se retiraron todos los diplomáticos y, naturalmente, Maduro.
Luego de la gran movida del cierre del Encuentro, nos llevaron al Cuartel de la Montaña, el 4F. Allí está la tumba del Comandante Hugo Chávez Frías. Desde allí se disparó el cañonazo a las 16, 25 hora en que -como dicen los venezolanos- se produjo la siembra del Comandante, sobre su tumba depositamos una flor en nombre y a pedido de nuestra amiga y compañera Marta de Mendoza.
El lunes 6 nos invitaron al Fuerte Tiuna, la Academia Militar.
Me vino el recuerdo de las historietas de Oesterheld.
Caracas, 8 de marzo 2023
Columnista invitado
Fernando Rule Castro
Referente de la Liga Argentina por los Derechos Humanos. Ex preso político de la dictadura cívico eclesiástico empresarial militar. Militante político. Escritor.


