Cuando pase el temblor 3
Siguiendo con nuestras reflexiones sobre los seminaries de ideas políticas en tiempos de emergencia del Instituto Patria, te contamos que el 22 de agosto, día en que se recordaba a los mártires de Trelew, el significado de esa fecha no pasó desapercibido para los asistentes.
Esa vez el ministro bonaerense de salud Dr. Daniel Gollán lucía enojado, y así fue que disparó algunos conceptos que para una mente gorila pueden parecer agresivos, pero que para nosotros es producto del hartazgo de tener que explicar la redondez de la Tierra a gente que no escucha. Así, dijo que “esta pandemia está cabalgando sobre una situación geopolítica. El virus comenzó en China y hay muchos boludos (sic) opinando en los medios. Tiene una velocidad muy grande de contagio. No es extremadamente letal. Contagia a mucha gente y no da síntomas”. Se nota que al hombre no le interesa mucho hacer demagogia, ni menos aún demagogia suicida.
Gollán relata que, al iniciarse la pandemia, “hubo dos posiciones iniciales: 1) la de los países que no hicieron mucho y no detuvieron a la economía y al poco tiempo debieron correrse de esa postura, ya que la economía igualmente se retrajo; y 2) la de los países que controlaron desde el principio. Europa está en el medio, y eso que tiene fuertes sistemas de salud con intervención estatal, pero los europeos fueron sorprendidos”.
Ratificó lo que ya es vox populi en el campo nacional y popular: “la cuarentena no es la culpable de la recesión, sino que la misma viene de antes.” En nuestras entregas anteriores advertimos que incluso se habla de que la pandemia no fue la causa de la crisis, sino sólo un catalizador, ello a pesar que el gobierno PRO menduco sigue obstinado en priorizar la economía.
“En Argentina el estado nacional fue y está siendo atacado por la oposición, que politizó la pandemia, especialmente en la provincia de Buenos Aires, donde hay 1.400 asentamientos y sus hospitales fueron desmantelados. Apostaron y apuestan al colapso, quieren que explote todo y que la pandemia se lleve puesto a Axel Kicillof y a Alberto Fernández. La política y la geopolítica vienen jugando un rol muy preponderante”. Eso afirmó sin pelos en la lengua, como anticipando la movida policial que está ocurriendo en estos días, y las declaraciones cuasimetafísicas de Lilita Carrió y los anuncios de golpe de estado de Eduardo Duhalde.
“Nuestro sistema de salud tiene fallas estructurales de décadas; desde que Carrillo se fue del gobierno (1954) hubo segmentación, privatización; es uno de los más complicados del mundo. No hay leyes nacionales de salud ni distrital en la provincia de Buenos Aires. Tenemos un sistema de salud malo en organización, aunque muy bueno por la calidad de los trabajadores. Las dictaduras y el menemismo fueron las dos grandes bombas de fragmentación en ese período histórico. Encima se han enquistado grupos de poder que han captado grandes excedentes. Luego llega la pandemia macrista (sic)… Lo que habíamos logrado reconstruir se desarmó, se desarticularon programas. Se han encontrado millones de dosis de vacunas vencidas. Eso es imperdonable (sic). Partimos con 883 camas de UTI. El sistema debió haber colapsado el 1 de julio. Pero no ocurrió porque en corto tiempo se armaron dispositivos sanitarios; la pandemia fortaleció al sistema público”.
Si ponemos el “sic” varias veces es, se sabe, para remarcar que estamos haciendo cita textual, que en este caso se nota la bronca y el estilo directo, franco, de Axel Kicillof.
Luego Gollán afirmó que “los contagios vinieron de la mano de gente de clase media y media-alta, que en su mayoría vive en la CABA o en el conurbano; ambos tienen su prepaga en la CABA. Fue desde allí que la pandemia se fue expandiendo hacia el conurbano. El PRO dejó explotar las villas de la ciudad, que interactúan mucho con las villas del conurbano. Desde el conurbano se expandió al resto del país. En Jujuy hubo mucha incidencia de la situación de Bolivia. La pandemia no va a dejar de expandirse. La contagiosidad se paró por la cuarentena dura”.
La frase subrayada por nosotros indica que Gollán no come vidrio y advierte sobre la intencionalidad de la dirigencia macrista de hacer que la pandemia mate a la mayor cantidad de gente posible. No es casualidad que en este momento los distritos con mayores contagios y muertes son gobernados por la oposición a Alberto, con la excepción de Buenos Aires. Mendoza está en tercer lugar y estaba mucho más abajo cuando Gollán hizo estas aseveraciones.
Respecto de las estrategias a seguir, el ministro dijo que “en Buenos Aires hay tres ejes: 1) mitigar los contagios (hay una “épica sorda”(sic) de participación popular que impidió que no explotara; no hay explosiones en los barrios pobres, porque los pobres son más disciplinados, y ese disciplinamiento es posible gracias al peronismo); 2) aumentar los sistemas de salud. Estamos empezando a dominar a la bestia y esto entra dentro de lo épico. 3) las respuestas terapéuticas: se están haciendo 300 tratamientos semanales con plasma, que influye mucho para que los pacientes no vayan a terapia. Hay cerca de 50 compañeros trabajadores de la salud que han dado la vida en esta lucha; se están ensayando vacunas, los científicos se han sumado a la lucha. No hay que descartar que ya en diciembre podamos contar con vacunas.
“Nuestro horizonte hoy es otro, muy distinto al de marzo. Tenemos estabilizada la situación de los hospitales. Estamos haciendo 12.000 muestras diarias, a 20-30 dólares cada una. Hay 5.000 personas trabajando. Toda esta fuerza laboral nueva es un capital que nos queda a futuro. Se ha ido creando una red de efectores, para superar la desintegración del sistema, producto del menemismo. Así, las municipalidades ya no deciden tanto según el color político que gobierna. 54% de la población bonaerense percibe que el sistema de salud pública ha mejorado mucho, y el 17% percibe que ha mejorado algo. Sólo el 15% percibe que ha empeorado”.
Se nota, y alienta, saber que hay funcionarios que, a pesar de ser científicos, no se olvidan de que, ante todo, son militantes. El lenguaje lo delata y es bueno que así sea.
A su turno una psicóloga y sanitarista, mano derecha de Gollán en sus funciones, también dijo lo suyo:
“Al principio mirábamos por TV lo que ocurría en Europa y veíamos que países “ejemplos” colapsaban en sus sistemas de salud. Con esas imágenes empezamos a actuar. Incluso los medios presionaban para que hubiera cuarentena. Al principio se suspendieron los eventos masivos, luego las clases, luego vino el aislamiento social. Hoy los medios se volvieron “anti-cuarentena”.
Al hacer una comparación con otras naciones, aseveró que “ningún otro país inició un aislamiento con tan pocos casos de contagios. Aprendimos que los sistemas europeos de salud, apoyados por el Estado, no podían con este virus. Además, ya teníamos un rebrote de sarampión (desde septiembre de 2019). Hoy, en el sistema público hay un porcentaje muy alto de gente con cobertura social, pero es el sistema público el que se hace cargo del COVID… hay más camas ocupadas en el público que en el privado, y está bien que así sea. El sector privado se aprovechó de eso y empezó a mandar muestras de hisopado en personas que no la necesitaban; se decidió poner cupos a eso; fue una muestra de cómo el sector público termina resolviendo los problemas de los cuales se desentiende el sistema privado. Esta pandemia tenía que servir para fortalecer el servicio de salud; la diferencia la hace ser gobierno peronista y no de derecha. Como militantes estamos obligados a rendirle homenaje a Carrillo” (N. de R.: ex Ministro de Salud del primer peronismo).
Gollán se salía de la vaina para contestar preguntas picantes de los asistentes. Ante una referida a las críticas de cierto periodismo, dijo que “a mí me divierte ser tapa de Clarín; me preocuparía si empezara a elogiarnos” y se preguntó si la conectividad no sería una EXCUSA para reabrir las escuelas en la CABA: “en Israel la pandemia no la maneja Salud, sino las fuerzas armadas, y allí hay pocos casos. Los chicos también se mueren y ya empiezan a mostrar síndromes raros. Debemos trabajar siempre con el principio de precaución, en el escenario más maligno”. Nos vino a la mente el caso de Nueva Zelanda, país admirado por el gorilaje vernáculo, donde la cuarentena se mantiene con toque de queda. Pero no protestan contra eso….
Advirtió también sobre las secuelas de la enfermedad y que se están hablando demasiadas pavadas sin fundamento científico: ”se publican muchos trabajos sin validación de pares. No hay demostración de que haya mutaciones contagiantes. Las publicaciones científicas a veces se contradicen. Pero se ha visto que algunos pacientes siguen con alguna secuela, por ejemplo baja de la capacidad ventilatoria. Se han encontrado lesiones posteriores, pero no se sabe si vitalicias, en el corazón, en el cerebro (hemorragias cerebrales, que pueden derivar en la muerte). Seguramente habrá secuelas”.
Respecto de la cooperación del sector privado, reconoció que “en la provincia el sistema funcionó, el sistema privado y el de obras sociales, de manera distinta que en la CABA: las grandes prepagas no entregan información. Las autoridades sanitarias porteñas no saben qué disponibilidad de camas hay en su propio sector privado. El sistema púbico tiene 450 camas de UTI en la CABA. En la provincia, el sistema público no recupera la plata que le deben las prepagas por atender a sus asociados; hay una deuda bastante grande; hasta el momento no nos ocupamos de recuperar esa plata”. Todo esto lo dijo para notificar a los traficantes de la salud que el gobierno toma nota de todo, si colaboran, si no, si se guardan los vueltos. Todo está registrado, para actuar luego de que pase el temblor. Y para que quede claro que el sabotaje se nota mucho.
Ceriani, como psicóloga, aclaró que ”lo que afecta es la pandemia, no la cuarentena. La pandemia es mundial, inesperada y novedosa y eso impacta en las emociones y en la subjetividad”. La disertación puede verse completa en https://patriavirtual.com.ar/course/view.php?id=16.
Columnista invitado
Carlos Benedetto
Museólogo, jubilado docente y presidente de la Federación Argentina de Espeleología. Escritor y periodista. Miembro de la Comisión de Ambiente del Instituto Patria. Director del quincenario Sin Pelos en la Lengua, Malargüe.