Latinocracia Homenaje a María Elena Walsh
Programa 12
Ciclo de trece entregas: vida y obra
“El éxito extraordinario de los dos espectáculos, que pronto empezaron a llevar a escena infinidad de compañías en distintos países, supuso para María Elena Walsh la consagración y la consolidación de su proyecto. Las grandes compañías grabadoras que habían rechazado sistemáticamente sus canciones la llamaron para grabar sus primeros discos como solista: Canciones para mirar, Canciones para mí, El país del Nomeacuerdo y Villancicos, que desde entonces tienen su lugar en casi toda casa con niños, como el Martín Fierro o la recién nacida Mafalda.
“Durante unos años, la Walsh se dedicó casi por entero a escribir nuevos libros para chicos, como Zoo loco (1965), una colección de limericks que es tal vez su obra maestra; pero también libros de ficción como la novela Dailan Kifki, o los Cuentopos de Gulubú o los Cuentopos para el recreo, que también llevó al disco, medio en que mostró otra nueva faceta: la de excelente narradora oral.
“1962 Estrenó Canciones Para Mirar. Pero María Elena no olvidó su primer amor, y en 1965 publicó Hecho a mano, un libro de poemas que se convirtió en un boom por la actualidad de su problemática y por su calidad poética.
“Le siguió una sorpresa: en 1968 estrenó su primer espectáculo de canciones para adultos: Juguemos en el mundo. Recital para ejecutivos, en el Teatro Regina, con enorme repercusión y éxito de público y crítica. Como Chico Buarque en Brasil, Joan Manuel Serrat en España o Víctor Jara en Chile, María Elena Walsh fue labrando un repertorio imbuido del aire contestatario de los tiempos -pacifismo, feminismo, “protesta” contra la injusticia social- pero mostrando un talento poético único y, sobre todo, una temática absolutamente personal y desconcertante que puede cantar tanto al Pequeño Larousse Ilustrado como a las tejedoras del Noroeste, al Escribano de la Casa de Gobierno como a los angelotes de piedra de la catedral de Notre Dame de París.
“El Recital pasó a repetirse en escenarios tan dispares como el Teatro Municipal San Martín, el Maipo, el Luna Park y salas de las principales ciudades del interior, así como en países de América y Europa.
“Un filme de María Herminia Avellaneda, de 1971, y seis discos de larga duración quedan como testimonio de este tramo de su carrera de juglar terminado en 1978, en plena dictadura militar, cuando decidió dejar definitivamente las presentaciones teatrales, harta de las cortapisas de la censura”.
(Párrafos de la Biografía Oficial, de la Fundación María Elena Walsh)
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