Este neoliberalismo o capitalismo salvaje, nos ha robado el contacto con el alma y el corazón y no es casualidad.
Romper el estado íntimo entre los seres humanos, hace posible un control para el negocio de este sistema perverso que termina con la comunicación creadora, consciente y necesaria, es un plan perfectamente diseñado.
De esta manera perdemos experiencia porque no está el cuerpo presente, dejamos de vivir con el ser y vivimos de la información, que no sólo no nos informa, si no que nos desinforma. La cuestión es tenernos alienados; miramos a nuestro alrededor cada vez menos o no sabemos mirar.
Decimos en forma automática cuidate, tomamos el celular y no nos detenemos a pensar, mucho menos a escuchar qué problema tiene el que está frente a nosotros.
Inmediatamente nos conectamos a lo que dice la red y los mensajes, sin contenidos reales y por supuesto sin el contacto cara a cara, mirada con mirada.
Cuán importante es poner un freno a la información mediática superficial e instantánea y al consumismo que ocupa todo nuestro tiempo.
Esta carrera que nos han impuesto, no nos deja pensar, perdemos el control de las cosas y sólo sirve lo que nos da placer al momento. Es todo tan espontáneo que termina siendo traumático, quizás más que los propios traumas y problemas reales, que no nos detenemos a considerar con el tiempo y la dedicación suficientes.
Deberemos expandir nuestra sensibilidad de percepción al mundo. Con este modelo no podemos reflexionar en forma rápida, estamos sometidos y condicionados por el control de este capitalismo consumista.
Deberemos ir -como dice el escritor y ensayista Esteban Lerardo, en su libro “La sociedad de la excitación”-, del hiperconsumo, al arte y la serenidad.
La cultura que por estas tendencias hemos dejado de lado, nos marca siempre el camino del encuentro con el otro y con la verdadera libertad para pensar sin condicionamientos.
Columnista invitado
Hugo Bayón Cervero
Técnico Químico y en petróleos; recibido en la E.T.I.E.C. (Escuela Técnico Industrial Emilio Civit) de Maipú, promoción 1971. Trabajó en la actividad privada desde 1972 a 1980: Destilerías de Alcoholes Orandí y Massera S.A.; laboratorista en Bogedas Arizu de Godoy Cruz; control de calidad en Embotelladora Pepsi Cola; en el laboratorio de Bodegas Sáenz, Briones y Cía. Desde 1980 a 1992 se desempeñó en la Municipalidad de Maipú en Control Industrial y Comercial; y como para técnico de veterinaria estuvo en el Frigorífico Vildoza y en el frigorífico de ganado menor Naser Hnos. En 1993 comenzó a trabajar en el Departamento General de Irrigación en el Control de Efluentes industriales y Cloacales, hasta llegar a ser Jefe de División, hasta 2018 cuando se jubiló en esa repartición del Estado. Participa en radio desde 1993 en F.M. Familia con temas de comunidad y sociales. En 1997 comenzó el programa “Argentina…Tierra Nuestra” por Radio Nacional, abordando temas ecológicos y ambientales. Con esta misma temática y desde la conducción estuvo en LV10 Radio de Cuyo. Por esa tarea fue nominado tres veces al Premio Martín Fierro del interior del país (2001, 2006 y 2008). Trabajó dos temporadas en LV8 Radio Libertador y en FM Carrodilla, obteniendo el premio Gaviota Federal de A.A.D.A. (Asociación Argentina de Artistas) como el mejor programa de rubro ecológico. También fue futbolista desde 1.971 a 1.984, en la primera división del fútbol mendocino, jugando en varios clubes.