Fue un innovador desde los comienzos, por motivos de crianza y de los lugares que habitó. Virtuoso de la música, tuvo excelentes maestros que tallaron en él al joven talentoso y ávido de relacionarse con la vida a través de la música. Esa formación y ese deseo confluyeron en lo que fue una vida dedicada a llevar adelante la más grande renovación tanguera que se ha producido hasta la fecha.
Luego vendría abrirse camino con sus propias composiciones, ya habiendo transitado bastante dentro de orquestas dirigidas por otros maestros, en cuyos conocimientos también supo abrevar. El destino le tenía reservado un sitial único, que cruzó las fronteras del mundo entero. Su nombre suena en la academia planetaria de la música y en muchos países no necesita presentación alguna.
Desde hoy quiero compartir aquí al gran artista y su obra, colosal memoria musical de una parte del ADN argentino, que siempre tributará a la calidad y a la innovación. Tanto le debemos, que a la vera de su forma de tocar el bandoneón como de sus composiciones y arreglos, nacieron miradas e intentos que corrieron desde el folclore hasta el rock nacional, para el bien de todos los géneros.
“Astor Pantaleón Piazzolla (Mar del Plata, 11 de marzo de 1921 – Buenos Aires, 4 de julio de 1992) fue un bandoneonista y compositor argentino considerado uno de los músicos más importantes del siglo XX y uno de los compositores más importantes de tango en todo el mundo.
“Sus obras revolucionaron el tango tradicional en un nuevo estilo denominado nuevo tango o tango de vanguardia, incorporando elementos del jazz y la música clásica. Bandoneonista virtuoso, solía interpretar sus propias composiciones con una variedad de conjuntos. En 1992, el crítico de música estadounidense Stephen Holden describió a Piazzolla como «el compositor de música de tango más importante del mundo».
“Nació en Mar del Plata, pero desde muy joven se crió en la metrópolis de Nueva York, donde su padre le obsequió un bandoneón, el cual comenzó a tocar desde muy temprana edad. Tomó clases con Alberto Ginastera y ganó el Concurso Fabien Sevitzky, con el cual pudo financiarse un viaje a Europa para estudiar armonía, música clásica y contemporánea con la compositora y directora de orquesta francesa Nadia Boulanger. En su juventud tocó y realizó arreglos orquestales para el bandoneonista, compositor y director Aníbal Troilo. Cuando comenzó a hacer innovaciones en el tango en lo que respecta a ritmo, timbre y armonía, fue muy criticado por los tangueros de la «guardia vieja», ortodoxos en cuanto a ritmo, melodía y orquestación.
“Cuando en los años 1950 y 1960 los tangueros tradicionales —que lo consideraban «el asesino del tango»— decretaron que sus composiciones no eran tango, Piazzolla respondió con una nueva definición: «Es música contemporánea de Buenos Aires». A pesar de esto, aquí las radios no difundían sus obras y los comentaristas seguían atacando su arte. Durante años, los tangueros y críticos musicales lo consideraron un esnob irrespetuoso que componía música «híbrida», con exabruptos de armonía disonante.
“Sí, es cierto, soy un enemigo del tango; pero del tango como ellos lo entienden. Ellos siguen creyendo en el compadrito, yo no. Creen en el farolito, yo no. Si todo ha cambiado, también debe cambiar la música de Buenos Aires. Somos muchos los que queremos cambiar el tango, pero estos señores que me atacan no lo entienden ni lo van a entender jamás. Yo voy a seguir adelante, a pesar de ellos.
“En sus últimos años de vida fue reivindicado por intelectuales, jazzistas y músicos de rock de todo el mundo, al igual que por nuevos referentes del tango, y en el siglo XXI se lo considera como uno de los músicos argentinos más importantes en la historia de nuestro país. Compuso también música para cerca de 40 películas.
“Primeros años
“Astor Piazzolla nació en Mar del Plata en 1921, hijo de Vicente Piazzolla y Asunta Manetti (ambos nacidos en Mar del Plata, hijos de padres italianos). El nombre Astor no existía en ese entonces y su padre se lo puso en homenaje a su amigo Astor Bolognini, corredor de moto y primer violonchelista de la Orquesta Sinfónica de Chicago. En 1924 la familia se mudó a Nueva York, Estados Unidos. Astor vivió gran parte de su niñez en aquella ciudad, y aprendió su tercera lengua el inglés, ya que sabía español e italiano. Marginado de los deportes como consecuencia de una malformación en una de sus piernas, en 1927, sintiendo nostalgia por su Argentina natal, el padre de Astor le compró un bandoneón usado en una casa de empeños, por 18 dólares. El padre de Astor también tenía afición por la música, y de hecho tocaba un instrumento similar, el acordeón. En una entrevista del 1 de agosto de 1947 en el diario Noticias Gráficas dijo al respecto: «Era inútil pretender encontrar a orillas del Hudson un maestro de bandoneón y el pibe, por su cuenta, se dedicó a persuadir a los botones a que entregaran a sus dedos todos sus secretos ¿No se cuenta por ahí que Blaise Pascal se inventó él solito la geometría?».
“La familia Piazzolla decidió retornar a Mar del Plata brevemente, y allí un inmigrante italiano, Libero Paolini, que tocaba en la confitería Múnich le enseñó los primeros acordes. Luego cambió de maestro y fue Homero, hermano de Libero, el que le enseñó algunas rancheras, valses y polcas. Y si bien no tocaba tangos, Homero le dijo al padre que «el pibe tiene talento» y aunque todavía le quedaba un estilo norteamericano “es un tanguero de alma”, a lo que el padre le responde “yo ya lo sabía, maestro”. Pero el tiempo en que la familia se asienta en Mar del Plata es poco y vuelven a Nueva York. En ese entonces Astor tenía once años.
“Allí, Vicente logró ponerse bajo la protección de Nicola Scabutiello, dueño de una importante peluquería en el West Side y de varios billares clandestinos. Astor diría de esos años:
“De algún modo, lo que soy se lo debo a esos primeros años en New York. Aquello era el mundo que se vio en Los Intocables: la pobreza, la solidaridad entre paisanos, la ley seca, Eliot Ness, la mafia… En fin, yo era muy atorrante, no me gustaba mucho la escuela —me rajaron [del lunfardo «echaron»] de varias— y andaba mucho por la calle. Ese ambiente me hizo muy agresivo, me dio la dureza y la resistencia necesarias para enfrentarme al mundo y, sobre todo, a las bataholas que veinticinco años después iba a levantar mi música.
“Un día frente a su ventana escuchó de una casa vecina algo que le llamó la atención, alguien en un piano estaba interpretando a Johann Sebastian Bach, se trataba de un húngaro al que Piazzolla le atribuyó la condición de alumno de Rajmáninov, cuyo nombre era Bela Wilda. «Charlábamos de jazz, de los canelones, de la amistad, de la necesidad de estudiar seis y hasta ocho horas diarias para lograr la perfección. Con él conocí el verdadero amor a la música». Así fue como en 1933 tomó clases con Bela Wilda, de quien además señaló Piazzolla: «con él aprendí a amar a Bach». También estudió con Terig Tucci. En el marco de un festival escolar debutó en 1932 en un teatrillo de la calle 42, para lo cual Astor compuso un tango que tituló «Paso a paso hacia la 42», pero que su padre rebautizó «La catinga».
(continuará)
“Era un barrio violento, porque existía hambre y bronca. Crecí viendo todo eso. Pandillas que peleaban entre sí, robos y muertes todos los días. De todas maneras, la calle 8, Nueva York, Elia Kazan, Al Jolson, Gershwin, Sophie Tucker cantando en el Orpheum, un bar que estaba en la esquina de casa… Todo eso, más la violencia, más esa cosa emocionante que tiene Nueva York, está en mi música, están en mi vida, en mi conducta, en mis relaciones.
“Sentía devoción por Agustín Bardi y Eduardo Arolas, y consideraba a Julio De Caro y al violinista Elvino Vardaro como los innovadores en el tango, además de admirar a Osvaldo Pugliese.
“Piazzolla conoció a Carlos Gardel en Manhattan en 1934, al llevarle un presente realizado por su padre. A Gardel le cayó muy bien el joven y le resultó útil para realizar sus compras en la ciudad, ya que la conocía muy bien, además que dominaba el inglés, idioma que Gardel desconocía totalmente. Al año siguiente el cantor lo invitó a participar en la película que rodaba en esos días, El día que me quieras, como un joven vendedor de diarios. Fuera de las cámaras, Piazzolla le enseñó cómo tocaba el bandoneón a Gardel, y este le dijo: «Vas a ser algo grande, pibe, te lo digo yo. Pero el tango lo tocás como un gallego». A lo que Piazzolla le dijo «el tango todavía no lo entiendo», y Gardel le respondió: «cuando lo entiendas, no lo vas a dejar». Gardel invitó a Piazzolla a unirse en su gira por América, pero su padre decidió que era aún muy joven, por esta razón, su lugar fue ocupado por el boxeador argentino José Corpas Moreno. Esta temprana desilusión resultó ser una gran suerte, ya que fue en esta gira en la que Gardel y toda su banda perdieron la vida en un accidente aéreo. En 1978, en una carta imaginaria a Gardel, Piazzolla bromearía al respecto sobre ese hecho”.
(continuará)
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