Recorrer con la vista la fachada del Congreso Nacional, ya es sumergirse en un tiempo y un modo, que van de la mano de su majestuosa arquitectura. Ocupa una manzana completa y es una de las reservas más importantes de la historia de nuestro país. Luego sobreviene el deseo de ingresar al edificio, para seguir disfrutándolo.
Enormes y altos espacios se suceden. Todo llena de gozo, por la disposición de los materiales, por el uso de técnicas y soportes, por lo señorial de sus ángulos, pero también de los espacios cóncavos. Visitarlo es ingresar en un acopio de lugares comunes que habitan nuestro entendimiento: estamos donde se hizo/hace la historia.
Allí se sustanciaron señeros debates, se dicutieron (y se discuten) intereses de sectores. Es caja de resonancia de disputas de todo orden, intereses contrapuestos. El presente y el futuro se ven allí como una película continuada. Estuvo cerrado en épocas dictatoriales y eso lo sufrimos todos. Hoy es el sitio donde habla la Democracia.
“Historia
“En 1889 el presidente Juárez Celman envió al Congreso de la Nación un proyecto de ley que proponía como locación para un nuevo Palacio Legislativo la manzana comprendida por la calles Entre Ríos, Combate de los Pozos, Victoria (hoy Yrigoyen) y Rivadavia, frente a la necesidad de asignar al Poder Legislativo una sede definitiva. La elección del lugar implicaba delinear un eje cívico en torno a la Avenida de Mayo, en cuyos extremos se situarían la Casa de Gobierno y el Cabildo histórico, por un lado, y el Congreso Nacional, por el otro.
“El edificio se construyó luego de un concurso internacional de proyectos realizado en 1895, que fue ganado por el arquitecto italiano Víctor Meano. El proyecto de Meano reconocía como fundamento a tres ideas centrales: el academicismo, el eclecticismo y el clasicismo. Quizás su mayor acierto fue la incorporación de una imponente cúpula de ochenta metros de altura, que reforzó la monumentalidad del edificio y su valor simbólico.
“Con la construcción del Palacio del Congreso surgió la idea de dotarlo de una plaza. Así, por iniciativa del senador Miguel Cané, en 1905 se sancionó la Ley 4869 que establecía la creación de la Plaza del Congreso en terrenos expropiados.
“En 1906 los legisladores decidieron que el inminente período legislativo debía iniciarse en el nuevo edificio, que aún no estaba terminado. Así fue que el 12 de mayo de 1906, con la presencia del presidente de la Nación, José Figueroa Alcorta, se inauguró el Palacio Legislativo entre armazones de hierro y otros elementos de construcción, en un recinto de sesiones todavía sin bancas. El Palacio quedó finalmente concluido en 1946, cuando se colocó el revestimiento de mármol del exterior del edificio que restaba completar.
“El 28 de diciembre de 1993, el decreto 2676 del Poder Ejecutivo Nacional declaró al Palacio del Congreso “Monumento Histórico y Artístico Nacional”. Entre sus consideraciones, el decreto establece que el edificio del Congreso constituye un referente de nuestra identidad cultural, por lo que se considera necesaria la preservación y presencia física de sus valores históricos y estéticos.
“Cúpula
“La cúpula del Palacio, de ochenta metros de altura, puede verse desde la Avenida de Mayo, en una perspectiva urbana inigualable. Su estructura reticulada de hierro se apoya en un basamento de cuatro pórticos y está revestida en cobre que, en contacto con la atmósfera, adquiere su color verde característico.
“Esculturas de Lola Mora
“Los grupos escultóricos que se encuentran a ambos lados de la explanada de acceso son calcos de las originales, realizadas por la escultora argentina Lola Mora para la inauguración del Palacio Legislativo. El grupo escultórico de la izquierda, más cercano a la calle Hipólito Yrigoyen, representa a La Libertad, El Comercio y dos leones. El grupo escultórico de la derecha representa a La Paz, La Justicia y El Trabajo.
“Cuadriga
“Por encima del pórtico de seis columnas corintias de la entrada ceremonial del Palacio se encuentra esta gran escultura de bronce de ocho metros de altura y veinte toneladas de peso, realizada por el escultor Víctor de Pol. La escultura representa a la República triunfante, en un carro tirado por cuatro caballos.
“Victorias Aladas
“En las cuatro esquinas del Palacio, sobre el techo, pueden verse las Victorias Aladas, esculturas también realizadas por Víctor de Pol. Cada esquina del frente del edificio cuenta con una Victoria Alada. En cada esquina de la fachada posterior del Palacio hay dos Victorias Aladas. En total, las Victorias Aladas son seis.
“Salón de las Provincias
“Este monumental salón de doble altura forma parte del acceso ceremonial al Palacio. Su gran vitral en la altura representa a la República Argentina en un fondo de campos cultivados que simboliza el progreso económico que aseguraba la unidad política nacional.
“Salón Azul
“Este salón tiene una planta de ocho lados que sostiene la majestuosa cúpula del Palacio, cuatro pares de columnas de mármol que jerarquizan los accesos, un piso con mosaicos alemanes artísticamente decorados, finos mármoles aplicados a los muros, un zócalo de granito rojo de Bélgica en su base y cuatro nichos de mármol rosa de Alicante que alojan enormes jarrones de bronce.
“En lo alto, a través de una majestuosa bóveda decorada con rosetones y abierta en su centro, puede verse desde adentro la cúpula a más de sesenta metros de altura. La base de la bóveda está decorada con veinticuatro esculturas alegóricas que representan al comercio, las comunicaciones, la caza, la pesca y el transporte, entre otras actividades económicas.
“La Araña del Salón Azul
“Desde el centro de la cúpula del Salón Azul, a 65 metros de altura, pende una enorme araña de bronce que pesa 2.054 kilos y mide 5,20 metros de altura y 2,90 metros de diámetro. Fue realizada para la Exposición de la Industria de 1910, con bronce que perteneció a cartuchos del Arsenal de Guerra de la Nación.
“Esta araña cuenta la historia argentina a partir del uso de múltiples símbolos y alegorías. En su centro, cinco lámparas con forma de atados de trigo y cañas de azúcar representan la principal fuente de riqueza de la Nación en aquellos tiempos: la agricultura. En el aro principal, ocho relieves representan hitos históricos relevantes de la historia de nuestro país: el Cabildo Abierto, la primera Junta de Gobierno, la Batalla de Suipacha, la Jura de la Bandera, la Batalla de San Lorenzo, la Jura de la Independencia, el Cruce de los Andes y la Batalla de Chacabuco. Estos relieves se complementan con quince figuras femeninas que representan a la República y las provincias que por entonces conformaban el territorio nacional. Además, la parte superior de la araña cuenta con los bustos de San Martín, Belgrano, Saavedra, Pueyrredón, Rivadavia, Rodríguez Peña, Castelli y Mariano Moreno”.
(Foto: Charly Diaz Azcue/Prensa Senado)
(Fuente: Congreso de la Nación Argentina)