“Cuando fui contactada para la revisión de “Aguas fuertes Marinas” sentí, desde la primera lectura, que iba a ser todo un desafío. Y aunque está claro que el título de esta obra parafrasea y dialoga con “Aguafuertes porteñas” de Arlt porque lleva en su esencia ese mismo fuego, esa misma sed de justicia, la tarea del visado se tornó para mí, más bien, quijotesca. No era capaz de tener una mirada neutral sobre el texto que me permitiera realizar en paz las correcciones. A cada página tenía que parar, algún nudo en la garganta o un extraño sentimiento de indignación, me hacían abandonar la lectura: me sentía como un auténtico Quijote de La Mancha luchando contra molinos de viento y que a su vez estaba leyendo sobre otros Quijotes embarcados en tareas igual de fútiles”.
Andrea Esther Argañaraz
Agua fuertes Marinas
Cuarta parte
Suena el celu, es la Hiki.
-¿Má, cómo se llamaba el rey que mandó matar a todos los niños?-.
Se cortó la llamada… Paranoica, miré la batería. La llamé:
-Herodes-, le dije rápidamente. -¿Por qué?, ¿estás haciendo un crucigrama?-.
Aire de pregunta casual de madre y docente sobreviviente aún.
-Es que me lo preguntaron el otro día…-.
-¿Quién?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿por qué?-.
-Nada má, chau-.
¡Estos pibes que ignoran las fechas! El ahora fatídico 11 de setiembre, antes era solamente el Día del Maestro. No casualmente, supongo, lo eligieron como día para el golpe de Pinochet y la masacre de las Torres Gemelas, donde parece que la mayoría de las víctimas fueron inmigrantes del tercer mundo… Se siente el aire totalmente criollo por la fecha digamos, DÍA DEL MAESTRO.
Tres generaciones de alumnos y una única duda. ¿Por qué? Entre 600 millones de personas ¿por qué justamente elegir a este señor como padre de estas excelentes personas? ¿El amor siempre es ciego? Y si no, a ponerme limón en los ojos que tanta tecnología seca hasta las lágrimas. ¿Por qué de tantos espermatozoides que anduvieron yirando por allí, llegó justamente ese porfiado y pertinaz del que te jedi…
Hasta que una tarde, en una de esas tareas de limpieza y meditación, encontré las revistas franciscanas de “El mensajero de San Antonio”… -Tal vez allí esté la respuesta a esa pregunta que me desvela hace meses-.
¿Habrá existido realmente ese encuentro de San Francisco con Saladino que le puso fin al salvajismo de la Tercera Cruzada? Sé que lo escribí al final de “Antón Pirulero” porque lo había visto o leído en algún lado. Esperaba ver esa escena en la peli “Cruzada”, pero no aparece ni una palabra.
Saladino tiene el aire de ex gerente del Ente Provincial del Río Colorado, el esposo de la profe de plástica. Recorrí mi escasa biblioteca y nada. Tampoco encontré noticia alguna en “La edad de la Fe”, que son tres tomos inmensos de Historia Medieval del historiador católico Will Durant, Buenos Aires, Editorial Sudamericana,1956. Ni en el librito de Julio Antonio Corigliano: “San Francisco: Leyendas de amor y virtud y el Cántico del Hermano Sol” de la colección “Clásicos de bolsillo”, Buenos Aires, ERREPAR, 1998, con el obsit de autorización católica de la vida de San Francisco.
¿Estará esa escena en la bellísima peli “Hermano sol, Hermana luna” de Zeffirelli? ¿O en alguna de las revistas del Mensajero? ¿Existió ese encuentro entre Saladino y San Francisco de Asís? Prefiero imaginar que sí, y si no lo fue, constituye por lo menos una hermosa leyenda. Ya se sabe que políticos verseros siempre hubo, desde la más remota antigüedad.
¿Cuál es el sentido de nuestra vida?. ¿Por qué y para que vivimos?.
El doctor Roberto Crottogini, en sus clases rodeado de alemanes, contaba que Rudolf Steiner decía que hay que encontrar aquello que nos hace vivir. Yo siento eso desde que leí el libro de Vicktor Frankl: “El hombre en búsqueda de sentido”. Se trata de su vida de sobreviviente del genocidio de los nazis… Lo que nos da sentido. Como lo muestra la peli “La misión”, ambientada con música de Vangelis… Cada uno lo tiene que sentir en su corazón… Lo mío es despabilar a la gilada, pero sanando el corazón.
-Así que recién en noviembre les van a dar la tierra a las cooperativas de vivienda… Ajá…-.
-¿No será mucho, Almirante?-.
-¡¡¡Faltaba más, Coronel!!!-.
Así cantaba Piero en “Para el pueblo lo que es del pueblo” antes de la dictadura. Porque una cosa es ser una vieja loca que sólo dice estupideces y otra muy diferente, una heroica y jubilada docente, ex presa política, hoy escritora.
Algunos parece que estuvieran siempre buscando giles compra buzones… ¿No les parece que sería más oportuno, digamos, ANTES DE LAS ELECCIONES? No vaya a ser que, para ese momento, algunos se rayen y se pongan a cantar como Mercedes Sosa en “Habemus papan”: “Cambia, todo cambia…” Dicen que en la peli, al papa le da un ataque de pánico y nadie sabe qué hacer. Al único que encuentran es a un psiquiatra de quien unos dicen es agnóstico y otros, que es ateo. Que no es lo mismo, obviamente… Pero los docentes ya conocemos que “QUIEN SABE, SABE Y QUIEN NO, ES JEFE”.
Cada vez que me agarra el ataque de pánico recuerdo a Saladino, El Rey Justo del Islam y a San Francisco…
Turkestán es como Saladino. El Churry, como un San Francisco, en las nubes… Y los miedos… Decir esto, ¿será herejía? Hizo pis cuando salimos…
¿Dónde?, ¿por qué?, ¿tiene miedo?, ¿o marca territorio, si los demás lo hacen él también?.
Tengo que copiar la hermosa oración de San Francisco “Hermano Sol, Hermana luna, Hermana Tierra, Hermano fuego…”. Justamente por eso es el santo de los hippies y ecologistas. Pero con la Memoria Activa. Mirando a Turkestán, a quien hicieron mierda porque sí. Porque se les canta. Porque la vida no vale nada… Y así estamos los seres humanos en manos de quienes se creen Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo…
En noviembre decidirán si darles la tierra o… Mejor imaginar el juego de los ladrillitos, para construir una sociedad poli cultural…
¿Es que Figuretti y Chofitol están en la cárcel? En absoluto. Protegidos por sus fueros, siguen arriba de la ola, en sus cargos y en el primer lugar de las listas sábanas. ¿ESTÁN BUSCANDO LA CORONA DE LAURELES, LA INVICTA, LA GLORIA DE LOS CONQUISTADORES DE LA PAZ?
¿Fue Saladino el que logró la paz? En la peli “Cruzada” al turraje les garantizó la vida, pero diciéndoles otra cosa: “Al Cesar lo que es del Cesar (la guita), y a Dios lo que es de Dios (la libertad y la vida)”. Tal vez, esa sea la visión del Islam, su historia.
Y como la Tercera Cruzada terminó con la derrota de los cristianos -que perdieron como los yanquis en Vietnam-, lo atribuyeron, tal vez al milagroso San Francisco, capaz de ir a hablarle al peligroso lobo que aterrorizaba la ciudad. Para unos, era el lobo quien se comía las ovejitas de los campesinos y a los niñitos del pueblo. Para otros, eran los musulmanes piratas que rondaban los mares para invadirlos… Para los ricos comerciantes, como el padre de San Francisco, la culpa de la locura de su pobre hijo que regaló sus riquezas y las repartió entre los pobres, eran las malas compañías, “las malas juntas”.
Desesperado, el padre de Francisco el de Asís, opinaba igual que la madre del adolescente de la revista “Actualidad psicológica” N° 394, de marzo de 2011 “Adolescentes en riesgo” pág. 7, en el artículo de Susana Quiroga y Glenda Cryan: “El problema son las malas juntas”.
Tal vez por eso San Francisco estuvo a punto de finiquitar en la hoguera de la Inquisición, como los pibes de Cromañón y antes, Juana de Arco.
Y de la que se salvaron Santa Teresa, la fundadora de la orden de las carmelitas descalzas y el místico y poeta San Juan de la Cruz. Tal vez porque eran demasiado conocidos y supongo que sería un papelón para el papado. En el caso de San Francisco, fue el papa quien lo salvó de los militares, que querían comérselo crudo. Porque la guerra siempre ha sido un negocio brillante para algunos. Para otros, los desheredados de la tierra, ya sabemos… La colección de videos de historia en dibujitos animados de “Érase una vez el hombre”, de la escuela francesa de Les Annales, lo muestra clarísimo.
…Y la de Robin Hood también. Porque justamente Ricardo Corazón de León, regresó de esa Tercera Cruzada y tal vez aprendió de Saladino, El Rey Justo del Islam, cómo podía ser un buen gobernante. Como cualquier equipo de la B que aprende a jugar bien, aprendiendo y practicando. Así ganan equipos llamados “chicos” por los “grandes”.
Fue justamente la historia de Saladino y San Francisco lo que me devolvió las ganas de volver a leer textos casi diez años después del mazazo del stress post traumático.
Se lo contaba a la hiji cuando era estudiante de Psicología. Porque me sentí como ese caleidoscopio roto que me había regalado alguno de mis alumnos de magisterio.
Recuerdo mi angustia cuando lo vi roto. Los espejos trizados, las piecitas sueltas. Lo amaba tanto… El caleidoscopio había sido uno de mis juguetes más amados de niña. Parecía mágico, siempre formando imágenes bellísimas totalmente diferentes.
¿Cómo y por qué se rompió? Parecía roto por un niño para ver cómo estaba hecho.
Tal vez alguna nena… Como la vecinita. Madre siendo menor de edad. En el pueblo se comentaba que el padre de ese bebé, no sería el vecino también adolescente, sino tal vez algún mayor…
La muerte de Candela pone la lupa en menores en peligro. Porque el ADN que le hacen al pibe puede mostrar que no coincide con el de quienes cobran el salario…
Y así intentando encontrar respuestas, volví a leer las viejas y excelentes revistas españolas que me guardaba papá “INTEGRAL” y “CUERPOMENTE”, en el absoluto despelote de una biblioteca sin catalogar, ¿Cómo encontrar algún tema? Recuerdo que fue durante esas búsquedas interminables, cuando en un impasse salí a tomar aire y le conté a la panadera, que tenía material teórico sobre la “Hidroterapia”, cura por el agua, y de talasoterapia, cura por el agua de mar.
Recién cuando llegué a la sección de revistas que guardo en las cajas de “ladrillitos”, pude ubicarlas. Ojeándolas, encontré en CUERPO-MENTE N° 19, noviembre 1993, un artículo de Chamanismo en el Karakorum… Esas fotos… Aire mano chanta de Alberto Olmedo… Quisiera saber la heurística y hermenéutica de esos textos antropológicos… En la bruma de la desmemoria todo se confunde… Esa mirada recuerda otro tiempo-espacio… Esa ventana, esas paredes ¿dónde las vi?.
Pero me hizo recordar a otra vecinita, también madre menor de edad, cuando estaba en la primaria. ¿Quién será el padre? Recuerdo la angustia de su madre en aquel entonces. ¿Dónde estarán esa madre y sus hijos? ¿Podrán cuidarla sus hermanos? ¿SERÁN TESTIGOS EN PELIGRO?
Esas imágenes de chamanismo con ceremonias y ritos de Word Music for export, parecidas, supongo, a la de los maoríes en el Mundial de Rugby en Nueva Zelanda, donde todos parecen ecologistas rubios y grandotes. Y los maoríes para las ceremonias.
Resulta que había dos viajes simultáneos de los niños de la escuela. Un grupo al zoológico. Otros, a ver cuándo soltaban a los cóndores a la libertad. Es una ceremonia anual para la primavera a la cual hace años quiero ir y jamás logré ser invitada. Será para ricos y famosos o verdes ecologistas utópicos que dejen esa horrible ciudad: “Buenos Aires, vida cotidiana y alienación” como describía Sebrelli antes de la dictadura…
Imaginé los sorteos… ¿A quiénes les habrá tocado? Imagino a esos pibes utópicos de ojos brillantes por las lágrimas de emoción, en esas hermosas ceremonias mapuches, tan similares a las maoríes del inicio del Mundial de Rugby.
Tenían lugar cerca de la escuela donde fue designada la vecina como directora. Un paraje perdido en la Patagonia donde a la casa para los docentes les habían quitado los calefactores. Para congelarse allí, lejos de todos.
-Pedí ayuda solidaria por los medios-, le dije, cuando me contó. -¿Quién no va a querer ayudar los docentes de escuela rural?-.
Recordé, entonces, la escuelita de Casa de Piedra. Supe de lo que pasó por don Gil, el vecino del ranchón. Los viejos pobladores habían vivido toda su vida, ellos y sus padres y abuelos, junto al río. Tenían sus casitas hechas con techo de las ramas caídas de los árboles copiosos, los animales, cabras y ovejas que abrevaban en el río. Así había sido durante años. Las mujeres estaban cuidando a sus hijos que jugaban con el barro haciendo cacerolitas, pavas y mates de barro y supongo que se contarían sus historias mientras cocinaban. El padre de don Gil tenía más de ochenta años, derechito y flaco, cuando les dijeron que se hacía el dique y que como todas las tierras se inundarían, les construyeron unas casas de material.
Allá los llevaron con la mudanza. Unas casas con techo de lata, que eran un horno en el tórrido calor del desierto de la estepa y una heladera en los gélidos inviernos. No había un solo árbol de los que extrañaban tanto. Y los animales que se iban al agua a beber, se quedaban hundiéndose en el barro y se fueron muriendo de a poco.
Para los niños mapuches, les construyeron la escuela de Casa de Piedra, Sargento O’ Korn. Era una escuela bellísima, con unos ventanales inmensos mirando al lago.
-Es como en el cuento “Nos han dado la tierra” de Juan Rulfo -les comentaba a mis alumnos. – La historia se repite, parece-.
Fui allá cuando era profesora del Instituto de Formación Docente de Catriel. Una camioneta que iba para los pozos petroleros de Medanitos me pasó a buscar y después, a la tarde, me buscaría para el regreso. Al llegar, la maestra con una cálida sonrisa me pidió que les enseñara las técnicas de cerámica mapuche.
-No es lo mío- le conté. -Quien hace cerámica es mi pareja-.
-Entonces…-.
-Pero sé cómo se hace, -le dije,- han sido añares de verlo buscar arcilla, musgo y probar horneadas varias.
Así, fuimos con los chicos, buscamos arcilla, amasamos juntos, hicimos el pozo, prendimos el fuego y quedaron la docente y su esposo mapuche, cuidando el fuego y las piezas.
-¿Y qué tal?-, les pregunté luego a otros.
Salieron bien, los chicos felices. Y yo, rayada. ¿Por qué no me avisaron antes? Planificaba la tarea, me informaba mejor, y no ese aquí está quien les enseñará… L@s docentes, siempre deben ser la suma del saber público, docente-bruja, siempre en eterno examen.
Pero jamás imaginé el turraje máximo, el abuso sexual a los niños mapuches de esa escuela-hogar de Casa de Piedra.
Fue un docente de música, se comentó. Cerraron la Escuela. Los chicos, menores abusados en su escuela, quedaron totalmente en banda…
Hoy esa escuela es el Club de Caza y Pesca de Casa de Piedra del lado rionegrino.
Y los que entonces eran niños, ¿dónde están? Sin atención psicológica, locos, seguramente. Estafados, abusados, forreados. Sin atención psicológica porque su terapeuta, que era también el mío, el doctor Rosen, porque amenazaron a su hijito cuando estaba en el jardín de infantes. Decile a tu papá que si sigue con esos chicos… Iba a ser igual para él. Su señora, le dijo al doctor: hoy mismo nos vamos de Catriel. Y entonces se fueron a Neuquén, donde me atendió en la Clínica San Agustín cuando me hizo los estudios médicos para la jubilación.
¿Dónde están los niños que conocí? Estudiantes alegres, niños mapuches de brillante mirada buscando con entusiasmo la arcilla que sabían dónde encontrar. La amasaron con amor,
-¿Y ahora qué hacemos? -preguntaron…
-Lo que quieran, chicos…-.
Surgieron ollas, pavas para mate, yerbera-azucarera, algún perro, unas chivas tal vez…
¿Dónde están hoy? ¿En Cromañón? ¿Entre nosotros? ¿Sicarios, policías o delincuentes? ¿Mendigos sin tierra y sin techo?
En el día del maestro, ¿dónde están esos ex alumnos rionegrinos? ¿Buscando su reparación histórica y la indemnización que les corresponde?
¿Y los que eran menores de edad en 25 de Mayo, La Pampa, y fueron al cumpleaños de 15 de una compañera que terminó en el asesinato por tortura de un menor de 14 años, el pibe Cerna, discapacitado o fronterizo?
Fueron felices mis alumnos, los alegres chicos de 1° polimodal. Regresaron tristes y oscuros cuando saqué licencia… Es mi culpa, me decía. Esa muerte es por mi silencio… Por no insistir firme, EN LA ESCUELA, A MENORES, DROGAS, NO.
¿Cuál es mi misión en la vida?? Asesoramiento gratarola a las víctimas…
¿Cómo es posible que los sobrevivientes de las torres no lograran en EEUU la indemnización por stress postraumático? Porque eran clandestinos, inmigrantes ilegales… Sin abogados ni terapeutas especializados en DDHH…
Al Juzgado de Paz, debiera llegar la declaración preferentemente manuscrita, por su propia mano, la de las víctimas. Imagino que los estudios grafológicos determinarían las causas de su situación de peligro… Y que se realizarían los recursos de amparo donde queda absolutamente todo explícito, QUIÉN-CÓMO-DÓNDE-CUÁNDO. Que el Estado Nacional, Provincial y autoridades municipales garanticen su protección y la indemnización que corresponde.
Porque todo esto está contemplado en la Declaración Universal de DDHH. En la Constitución Nacional y pactos internacionales, de San José de Costa Rica, Contra la Tortura y Tratos Infamantes, Derechos del Niño, de la Mujer, Matrimonio Igualitario, contra toda discriminación étnica, política, religiosa, sexual, social… Derechos de los Pacientes, de los Pueblos Originarios, de Salud Mental, derechos del Animal, los derechos medioambientales, al agua incolora, inodora e insípida por la red pública. A la vivienda digna… Los derechos de los trabajadores…Garantizados por las Constituciones Provinciales… Las autoridades del Ejecutivo responsables de garantizar dichos derechos nacionales, provinciales y municipales. Y de penalizar a quienes por acción u omisión incumplan sus obligaciones de funcionarios públicos de garantizar el cumplimiento de dichos derechos. La exigencia de tratamiento médico digno y la atención por parte de profesionales de salud mental y educación para las víctimas y victimarios y sus familiares en 1° y 2° grado.
En las noches tormentosas de septiembre, suelo soñar con ustedes. Los veo sonriendo con sus manitos llenas de barro. Sacan de la arcilla, desde el fondo del pozo, un montón de palabras… Quizás las lean, quizás sean éstas, quizás este sea el día en que por fin conozcan sus derechos.
FIN
Columnista invitada
Lucía Isabel Briones Costa
“Mi pecado fue terrible: quise llenar de estrellas el corazón de los hombres” decía el poeta… Desde los lejanos años de estudiante del profesorado en Historia en la Universidad Nacional del Sur, dediqué mi vida a la educación. En los tiempos previos a la dictadura de 1976 enseñaba en una vieja aula de la Facultad de Agronomía el bachillerato de adultos, tarea compartida con los compañeros, casi todos presos políticos después en Bahía Blanca. Cuando era rector Remus Tetu se hizo una razzia contra docentes, no docentes y estudiantes, especialmente contra los alumnos de Humanidades, Sociología y Economía. Estaba terminando mi carrera, cursando las últimas materias cuando fui detenida y puesta a disposición del PEN, el Poder Ejecutivo de la Nación, durante tres años y tres meses, hasta diciembre de 1978. Estuve en las cárceles de Villa Floresta, Olmos, Devoto y los tres últimos meses en la U20, la cárcel dentro del Hospital Borda, donde un prolijo tratamiento con drogas psiquiátricas hizo borrar totalmente mi memoria. Así me dejaron en libertad, diciéndole a mi padre: “Su hija es irrecuperable, será un vegetal hasta el día de su muerte. Que Dios les de la Santa Resignación”. Gracias a haber encontrado la ayuda adecuada pude recuperar, poco a poco, la razón perdida. Y me fui a La Pampa, donde fui docente de escuelas primarias y secundarias en la pequeña localidad de 25 de Mayo y en el Terciario de Formación Docente de Catriel, Río Negro. Recién en 1997, pude terminar mi profesorado en la Universidad del Comahue, para cuando mis compañeras de promoción de la Universidad del Sur ya estaban por jubilarse. Luego comencé la maestría en Historia Latinoamericana de los siglos XIX y XX, la cual se interrumpió cuando la Universidad no podía pagar a los docentes, varios doctores en Historia. En ese tiempo de docente rural comencé a escribir narrativa, tarea que continué al jubilarme en el bello mar de Las Grutas, en Río Negro. Seguí escribiendo con la alegría de dar un legado en su educación a mis hijas: la mayor psicóloga y la menor, maestra y profesora de Historia, ambas egresadas también de la Universidad del Comahue.
(Correctora de estilo: Andrea Esther Argañaraz)