Llegando casi al final de la autopsia que Marechal hace a Creso, y en base a los ejemplos puestos en la parte 8, debemos decir que, para identificar fácilmente al personaje radiografiado, hay que saber observar las reacciones ante la pandemia de COVID 19: los que sostienen que hay que defender la vida por encima de todo, y los que piensan que en el tope de las prioridades está la economía.
Veamos el caso de las escuelas de Mendoza, o de la Capital Federal (la que reniega de ese atributo y prefiere abusar del atributo de “autónoma”): lo que dice el intendente Ojeda defendiendo las actividades comerciales por encima de la vida humana, y eso que dice llamarse cristiano¡!. Y no olvidemos de que hace unos diez días murió una docente porteña de 53 años y el mismo día el gobierno de Rodríguez Berreta estaba llamando a cubrir la vacante, producida ¡por “accidente de trabajo” (sic)! Había sido obligada a trabajar presencialmente.
Luego, los Cresos de este país no se hacen cargo de sus macanas. Para él los seres humanos somos cosas, material descartable. Recursos humanos. “Todo es desechable y provisional” al decir de Serrat.
Sin embargo, es claro que todos somos iguales pero hay algunos que son más iguales que otros: el ex gobernador Cornejo por ejemplo…, que usurpa derechos que negó a otros y está internado contagiado de la misma enfermedad que antes negó y maltrata a quienes le están cuidando la vida.
La crueldad de Creso no tiene límites.
Si hasta el arte ha sido contaminado. Con Tiresias el arte era religioso, con Ayax era “real”, pero en ambos el artista conservaba su libertad de crear bellas formas, aunque esas formas escondieran la fealdad humana. La literalidad era un ideal de belleza.
Pero en eso llegó Creso, e impuso el arte económico, no para glorificar hazañas de guerra o epopeyas religiosas, sino para ensalzar las supuestas bondades de sus productos manufacturados: la publicidad. Así, la música, la poesía y el dibujo fueron sometidos a su servicio y entonces “no se lanza nunca hoy al mercado un laxante o una batidora eléctrica sin su dibujo, su letrilla y su música”. Y se apela al espíritu de la colmena que todos tenemos adentro: “¡Coma mierda, millones de moscas en el mundo no pueden equivocarse!”. Así se venden incluso los programas de campaña de los partidos políticos.
Tenemos que reconocer que muchas veces sucumbimos ante esta estética de lo económico. Hasta desde nuestros sentimientos patrióticos más sublimes festejaron las publicidades de una conocida marca de cervezas ambientadas en la Buenos Aires de 1810. En la tele, hoy, hasta el arte culinario, que lo es, y es la más ancestral de las artes, la que dota de humanidad al alimento que nos sostiene, muestra a los cocineros haciendo ellos mismos la publicidad de tal o cual marca de sal o pimentón, o fideos.
Marechal redondea y explicita algunos conceptos: “absorbido también por la mentalidad de Creso, el artífice olvidó sus mejores posibilidades con las fuentes antiguas de su inspiración. Y a semejanza del filósofo, se dio a construir estéticas individualistas (recuerde usted la nómina inacabable de los ismos), cuya evolución trataré de sintetizar ahora. 1°) Sin la inspiración de Tiresias ni la de Ayax, el arte perdió su esencia metafísica y heroica, para circunscribirse a cierta “subjetividad” que excluyó los valores “universales” en favor de los tonos “individuales”, fue una etapa de líricos todavía “humanizados”. 2°) El arte, desechando la pasión y la sentimentalidad humanas, se deshumaniza, y se da entonces a un simple juego de formas y técnicas aun con posibilidad de hermosura, ya que la belleza está en el esplendor de la forma: es un proceso del arte en “deshumanización”. 3º) Dado a ese juego, acaba el arte por descuidar las formas, para concentrar su atención en las “materias” y sus tratamientos, que siempre habían sido “medios” y no “fines” del arte, y que lo lanzan a un proceso de “materialización”. 4º) El tratamiento de sus materias conduce al arte a una renuncia total de las formas ”concretas” y sus valores inteligibles: es una etapa de “abstracción” que reduce las obras del arte al “invento” simple y llano de nuevas combinaciones masivas, ya se trate de volúmenes o de colores o de sonidos. 5º) Lógicamente, habiendo eliminado todo lo anterior, el arte concluiría por intentar la eliminación del propio artífice; y es lo que ahora busca, en un afán de sustituir la actividad inteligente del artista por el trabajo de la casualidad o el de una máquina (recuerde usted la música electrónica, los cuadros que se pintan al azar de un movimiento y los poemas que ya se han logrado con maquinarias ad hoc). Y ahora, Velazco amigo, recapitule usted los términos que acabo de utilizar: individualismo, deshumanización, materialización, abstracción y mecanización. ¿No corresponden exactamente a la mentalidad de Creso? ¿Y el círculo vicioso no vuelve a cerrarse?”.
El arte dejó así de ser un medio al servicio de la sociedad, para ser un objetivo en sí mismo. El arte por el arte en sí, y a lo sumo para “consumo” de una minoría. El otro arte, el popular, el que nade de la cotidianeidad de Gutiérrez, se convirtió en arte menor o artesanías.
Pero Gutiérrez acechó siempre, y en el capítulo anterior ya lo habíamos anunciado. Aunque Marechal advierte que su irrupción en el panteón corría riesgo de estar contaminada con los vicios de los tres anteriores reyes del mundo: “Una ley de la historia en relación con el “descenso cíclico” nos permitiría calcular que, habiéndose trasladado el “poder” de Tiresias el sacerdote al guerrero Ayax, y de Ayax a Creso el rico, sólo Gutiérrez podía suceder al Hombrecito Económico en el gobierno del mundo, y ese gobierno sólo era dable por una “dictadura del proletariado”.
Ya antes había visto que Marechal asumía como propio un pensamiento de Karl Marx: la propiedad privada es un robo. Pero, si vemos la historia de los gobiernos inspirados supuestamente en Marx, todos ellos, o al menos los más poderosos, empezaron siendo dictadura DEL proletariado y se convirtieron, en el tiempo, en dictaduras CONTRA el proletariado. Capitalismo de estado. ¿No es ese el caso de Rusia y China?
Marechal se vuelve pesimista hacia estas revoluciones inspiradas sólo en lo material, hacia el “socialismo científico”, y lo escribió casi 25 años antes de la caída del Muro de Berlín y luego de la URSS: “Gutiérrez, por esencia, sólo tiene una “virtud” operativa, la del trabajo manual, es una virtud “coadyuvante”, una “potencia” no creadora en sí, ya que necesita un motor ajeno a ella para entrar en “acto” laborante. A Gutiérrez le falta, pues, toda riqueza material e intelectual: carece hasta de un “vicio” posible que lo haga incurrir en “pecado social” contra los otros. Es el “pobre absoluto” y el “inocente absoluto”, vale decir una imagen de la “privación” y una figura de Jesucristo, la que más reclama, en razón de su miseria, el acto providente de Dios y la justicia distributiva de los hombres. Claro está que, dada su naturaleza, Gutiérrez no podía inventar, como lo hizo Creso, una “mística social” que lo representara en su teórica dictadura. Y Carlos Marx lo hizo por él. Sabemos que Marx no era un proletario, sino un intelectual de la burguesía, no tanto por su origen cuanto por su “mentalidad”. Lejos de abrir un “amanecer”, como aún lo creen muchos, la doctrina de Marx perfeccionó y cerró la “noche de Creso”, y fue una victoria final del Hombrecito Económico, Velazco amigo, “distingamos” para entender”.
El marxismo perfeccionó la noche de Creso. Creso pudo cooptar a Gutiérrez y usarlo para sus fines, como ya había hecho en la Revolución Francesa, peldaño anterior a la Revolución Rusa, al menos en Occidente.
Si pensamos en casos tales como que el liberalismo capitalista y la izquierda marxista se aliaron (Unión Democrática – UD, 1945) contra fenómenos populares propios de Gutiérrez, como el peronismo al que adscribía Marechal, veremos que no es tan descabellado lo que decía nuestro filósofo. Si vemos a la “izquierda” apoyando las “marchas del campo” en 2008 o justificando el encarcelamiento de un ministro (Julio De Vido) cuya culpabilidad aún hoy no está demostrada, entonces ya es para pensar que la UD sigue vigente, pero con otros actores. Si escuchamos, y lo hemos escuchado, a cierta izquierda marxista ponderando que “el peronismo es el enemigo” y no dándose cuenta de que la oligarquía dominante dice lo mismo, con las mismas palabras, y no advierten de la perversión que ello implica, entonces, le estaremos dando la razón a Marechal. Sigue vigente la reivindicación que la heterogénea UD hacía en 1945 del desideologizado General San Martín y de Sarmiento (o peor aún, Rivadavia) en sus marchas antiperonistas.
Estas palabras del autor seguramente generarán alguna descalificación hacia el que las escribió: “El marxismo es a la vez, a) una “filosofía general”; b) una “filosofía del hombre”; y c) un “método económico”. Dije ya que la viciosa tendencia de Creso lo llevó a poner el acento de la vida en lo corporal y “material”. Su enemigo aparente, Carlos Marx, no sólo aceptó ese “vicio” de Creso: lo convirtió, además, en una “filosofía”. Por un rasgo de humor (que parece diabólico) la tendencia “negativa” de Creso fue trasmutada por Marx en una desconcertante “afirmación” ideológica: si para Creso la materia fue un demonio tentador, para el marxismo y sus fieles es algo así como una divinidad simplista que ordena el mundo y explica sus contradicciones. ¡Gran Dios, que victoria obtiene Creso, en sus últimos estertores, al imponer al vencedor su propia y falsa mística! ¿No estará en ello la razón de que algunas revoluciones marxistas hayan triunfado según trascendió en su hora, con el apoyo del capitalismo “esotérico” al que ya me referí?”. No hay que olvidar que Lenin cerró trato con el Imperio Alemán para volver a Rusia y hacer la revolución a cambio de sacar a Rusia de la Gran Guerra. O que el PC argentino tenía muy buenas relaciones con la dictadura militar ya que la URSS era nuestro principal comprador de granos.
Hay que tener en cuenta que hubo pensadores marxistas, filósofos, hoy los sigue habiendo, que comprenden al peronismo y tratan de actuar dentro de él para darle un sentido que impida la enantiodromia: que las cosas se conviertan en su opuesto conservando el nombre original. Hay que reivindicar a los Laclau, Abelardo Ramos, Cooke y otros. Pero son minoría.
Al marxismo le pasó algo parecido a lo que le ocurrió al Psicoanálisis, según explicamos en una entrega anterior: fue cooptado por el sistema de Creso. Para ese sistema era más peligrosa Eva Perón que Ghioldi (Américo y/o Rodolfo, da lo mismo); es más peligrosa Cristina Fernández de Kirchner que Nicolás del Caño. Cabría desentrañar, algún día, por qué muchos marxistas aún no se dan cuenta de eso, de la misma manera que muchos cristianos comprendieron que necesitaban del marxismo, del original, del puro, del romántico del Manifiesto Comunista, no el marxismo científico de El Capital.
La política como sentimiento, no como mera adscripción a una ideología de laboratorio, sigue siendo despreciada por la intelligentzia.
El memorable 9 de diciembre de 2009, en la plaza de la despedida a la Presidenta Cristina, nos topamos con un vendedor de choripanes sucio, harapiento, sin afeitar, sin dientes, de apariencia villero pobre, iletrado, que vociferaba: “a lo chori, a lo chori ¡!, que se acaban y mañana se viene el suchi!!”. Ese hombre, un Gutiérrez auténtico, no necesitaba leer a Marx para entender la regresión que estábamos sufriendo ni para asumir su conciencia de clase. Gutiérrez puede ser usado, pero en su fuero íntimo sigue despreciando a los símbolos de Creso, como el sushi.
Columnista invitado
Carlos Benedetto
Museólogo, jubilado docente y presidente de la Federación Argentina de Espeleología. Escritor y periodista. Miembro de la Comisión de Ambiente del Instituto Patria. Director del quincenario Sin Pelos en la Lengua, Malargüe.


