Después del hermoso tiempo en que Cultura de San Antonio Oeste estuvo bajo la dirección de Marcela Dodero y en Las Grutas a cargo de Mariela Andújar, comenzó la temporada cuando la policía golpeó salvajemente a Ciro, el que fue el excelente profe de clown. Le rompió una costilla delante de la feria artesanal. Después, con la pandemia y la cuarentena obligatoria, el año pasado hubo turismo, pero no se permitió acampantes. Entonces los campings quedaron sin riego y ahora se están vendiendo, en el proceso que ya se había iniciado antes. Se vendieron los de las mutuales sindicales. En el de la mutual de Gas del Estado se construyó el shopping “Puertas al sol”; en el de la mutual de los ferroviarios, el shopping “Las olas”, en el de Vialidad, “Las Torres”, un hermoso pulmón verde. Ya hay cartel de SE VENDE en otros campings: en el de la avenida Río Negro entre Pichimahuida y Sierra Grande y en el de Legisladores. Los campings son el indispensable pulmón verde para la localidad. Además han sido construidos con el aporte de los integrantes de dichas mutuales durante años. En la reunión por zoom con el secretario de Medio Ambiente y las Juntas Vecinales, le pregunté por este tema y me dijo que no era de su ámbito, que estaban acordando los campings con Turismo.
Por eso decidí publicar esta obra.
Cementerio del arte grutense,
es mandala del solsticio de invierno.
Las Grutas, octubre 2012
Soñé con abuela Lucía Aurora Giménez de Briones, que daba
a sus hijos y nietos la orden: -Urgente, de rodillas, en el nombre de
Nuestra Señora del Carmen, ya den el ADN para que no haya
nunca más ni una sola madre llorando por ese bebé
o por esa niña, que quiero descansar en paz.
24 de marzo de 2017
Cada estación del año tiene sus tareas… Según el feng shui, al comienzo de cada nueva etapa hay que hacer una limpieza profunda porque todo lo que no hemos usado en un año es energía acumulada. Es tiempo de regalarlo, sacarlo de nuestro hábitat para que entren cosas nuevas.
En el invierno, es la poda de todo aquello que nos tapa con el pasado de lo que fue y ya no será más… Es tiempo de desapego, de ir dejando tiempo-espacio para la renovación que será la primavera, cuando nos alegren otra vez las flores que serán frutos en el verano.
El mapa del pakua nos va enseñando con la ancestral escuela de la brújula de los chinos qué zona de la casa o habitación corresponde a nuestra vida.
“Como es afuera, es adentro” dirían los herméticos. Miro entonces, ese agujero negro de mi habitación, tan mini, en una casa tan pequeña. Y me pregunto cómo es posible que no encuentre las polainas negras que le tejí a la hiji, con un detalle, apenas, de color. Buscándolas, me encuentro con la vieja frazada de la cooperativa “Ñacu Mapu”. Ya escribí sus mensajes… Es tiempo, entonces, de lavarla, dejarla a nuevo, coserle un borde de tela y ver quiénes pueden necesitar abrigarse, entonces, con esas historias. Tal vez “La casa de la abuela Juana” de los viejitos que han sido dejados a las manos de Dios o de los vecinos solidarios. ¿Y el viejo calefactor de mis hermanos? ¿Ya están todas sus historias? Entonces, a ir buscando otro nuevo. Y ver quién puede necesitar calor en este invierno crudo. Ha sido un regalo solidario. Seguirá entonces su camino, enseñando el valor de compartir.
Es la alquimia del alma que describía ese hermoso poema que vaya a saber quién escribiera, perdido entre tantos papeles sin clasificar. Era una vieja revista “AUDUMBLA” del viejito Brunetti, quien mostraba con orgullo que era el único que hacía sus aportes para jubilarse como astrólogo… Por esa revista, justamente, encontré esas primeras clases de astrología en esa calle, una cortada del Barrio de San Telmo, cuyo nombre no recuerdo ya… Adonde me llevó esa poesía que decía, justamente algo así como:
El viento dobla las ramas, quiebra las más débiles, para fortalecerlas en una poda que les permitirá, luego, tener tal vez los frutos tan ricos del duraznero, en febrero.
Se secó la ruda que le permitía crecer sin bichos. Será tiempo, entonces, de plantar otra, nueva, a su vera.
Era uno de esos días absolutamente terribles de fines del invierno. Otro aniversario de la muerte de mamá con sus apenas 52 o 53 años… Era el día 15 de setiembre, día de la Mater Dolorosa, había leído por algún lado hace tiempo. Pero ayer, ni una sola palabra… Las efemérides radiales decían que era el día del milagro. Se sentía el reclamo APARICIÓN CON VIDA de tantos padres y madres ausentes.
Arreglando el iglú, encontré unas revistas de los Testigos de Jehová sin leer. Justo hoy, leo en “Atalaya” del 1° de agosto 2012: “¿Los milagros son posibles?”
Hoy miles y millones akí y allá están exigiendo PAZ, PAN Y TRABAJO en los cacerolazos de los indignados.
PAZ, PAN Y TRABAJO piden en silencio las multitudes en las procesiones ante Nuestra Señora del Milagro. Pongo la tele para verlo. La locutora dice “flamean los pañuelos blancos” y el paneo muestra los funcionarios rígidos, ni un pañuelito siquiera.
Solo hablan del boxeo, de la pelea del año, como si el negoción de las apuestas fuese todo arreglado.
Ya se me habían secado todas las palabras…
Y tenía que escribir para el taller literario sobre esa consigna: LA SONRISA DE LA LUNA… En la nuca del deber tenía esa obligación. Meditaba en qué catzo escribir mientras esperaba, sentada en el Banco Nación, indignada porque desapareció el cobro de un mes de la pensión de ex presa política de la provincia de Buenos Aires con el cambio de banco. La cobraba antes por el Banco Patagonia, ahora en el Nación. Y en el traspaso, chau, desapareció un mes entero. ¿Les habrá pasado lo mismo a los ex soldados de Malvinas, que cobran su pensión por la misma ley de Reparación Histórica que ahora solo tenemos los de la provincia de Buenos Aires y que esperan aún los demás ex presos políticos y ex soldados de Malvinas del país? Y los que tenemos otra jubilación destinaremos esta pensión a ayudar a otros.
Es el tema de “la cometa” seguro. En el traspaso del Banco Ciudad al Nación imagino otro tanto… Me parecía genial porque el Banco Patagonia es de Brasil, ahora. El Banco Nación lo garpamos todos. Es lógico, entonces, que nuestra guita esté en el banco de todos.
Pero tantas horas esperando… ¿Tendrá el Banco Nación esa exigencia de que si espera más de media hora es porque faltan empleados? ¿No hay guita para tener en cada pueblo una filial? Tantos licenciados en Economía, Contador o Administración de Empresas con sus inútiles títulos buscando un laburito… ¿O será que tal vez habría que poner otra vez la banca cooperativa que cerró el Turco?
¿Y la luna tiene esa sonrisa? ¿Es idiota?
Que la luna se sonríe… Meditando, seguro, con beatífica sonrisa búdica, con los dedos en OMMM en Palermo… ¿Toudo bem…? ¿A pesar de todo, me siento bien…?
Chofitol había exigido telo 5 estrellas porque habían jugado a los dados a quién le tocaba el rol de Sri Sri Raviol Shankarloncho. Fueron los perros de la AFIP, todos PRO, contreras, los que desataron la indignación por ese lenguaje tan spanish trucho…
-¿Cuánto cobró?- se rayaron las profes de yoga que trabajan casi gratis en los centros de jubilados y barriales de voluntarios ad honorem. Añares de enseñar respiración diafragmática con onda y paciencia, la ciencia de la paz… -¿Y este chabón cobra millonadas?-.
Seguro fue una vil conspiración para fomentar el boxeo, deporte bien criollo, de achurarse las neuronas, la napia y los ojos en compota, que ya se sabe son negocios de millones en las apuestas clandestinas. Y entonces, los pibes verán como giladas los saberes milenarios de los yoguis.
¿Y la luna se sonríe? Cuando no hay guita para tener talleres de cultura en cada barrio, garpándoles dignamente a los talleristas como en Trelew o Cipolletti. Akí, buscando interesados, para cubrir el cupo mínimo para garparlo. Obviamente si quienes mueven multitudes no logran ese cupo de seis interesados para pagarle el taller literario del Centro Cultural de las Grutas a Irma Verveke, escritora y docente jubilada de nivel secundario y universitario, es evidente que no les interesa a los que deciden. Tal vez haya faltado propaganda por los medios locales. Seguro que para ir al fútbol o para el boxeo logran algunos interesados más.
Solamente habría que redactar y presentar a la persona indicada cada proyecto, porque guita hay para los planes de Cultura de Nación, Provincia y Municipio.
Pero son de funcionamiento diurno. Ya se sabe: trámites de 8,00 a 12,30hs. Horario absolutamente imposible para los inspirados artistas noctámbulos. Si aparecen tendrán ese aire medio somnoliento de quien pasara la noche en otra onda. Que los impecables funcionarios de la guita mirarán con una envidia atroz. Y que rechazarán, luego de meses de cajoneo, porque a este proyecto le faltan los objetivos y definir la ubicación témporo espacial. O llega la aprobación con un felicitado, pero no entra para este presupuesto, que cierra en octubre, así que siga participando… Piu avanti, las palmadas en la espalda, che pibe, sos un gran valor.
Así se fue Luciana Méndez, la excelente actriz del Grupo Viento. Fui a sus accesibles clases de iniciación teatral, todos adolescentes, para ver si podía superar mis ataques de pánico ante la turrez de los responsables de mi jubilación y obra social. No era para mí. Me agudizaba el pánico la escena. Lo dejé y logré, en cambio, con el yoga y tai chi, la meditación para la paciencia. Supe, entonces, que ella era de Catriel. El padre de Luciana era quien estaba al frente de la confitería del club YPF. Lo vi en el cumple de uno o dos años del nene de Luciana. Entonces le dije a ella, si estaba segura que no sería alguna de l@s HIJ@S de la dictadura, porque era tan distinta de su familia. O será que los artistas siempre tenemos algo que nos hace diferentes a los demás. Su padre era el manco parecido al entonces ya fallecido dueño de la ferretería de 25 de Mayo, a cuyo funeral habían ido el cura, el Padre Damián y todos los integrantes del grupo de Hombres de la Iglesia, donde iba el ex con Atilio, el tano que vivía al lado de la COOSPU y el alto y morochón que hizo el techo de la construcción de la iglesia y que tenía un espantoso parecido al médico policial que revisó a Andrea Galdamez. La China, le decíamos todos, la artesana y traductora de inglés que había copiado “Los libros desaparecidos de la feria del libro”, uno de mis cuentos de “Aguafuertes marinas” para llevar a la Feria del Libro de Darwin. La acompañé a la policía y Hospital de San Antonio Oeste cuando ese doctor negó la violación durante la fiesta del estudiante del año 2011 en Las grutas, donde hubo otras más; certificada por el hospital grutense e inclusive le hizo un tacto doloroso en la zona, violando todos los protocolos de Salud Pública rionegrina y nacional.
Esto me remitió, otra vez, a un pico de stress post traumático, intentando, inútilmente, la cobertura social para atención psi. Ahora opté, cansada ya, por la atención particular, con la excelente psi Nora Barbier, de Rivadavia 146, San Antonio Oeste, bastante salada como toda la indispensable atención psicológica pero que me ayudó a insistir con la obra social para el reintegro. Que no tiene, en Buenos Aires, Andrea, la víctima. ¿Y la luna, una mujer, se sonríe ante tanto femicidio y violencia de género?
Se fue Luciana Méndez, la excelente actriz. Una vez fui a una función suya a la medianoche, en plena temporada, en la cooperativa de arte, donde éramos apenas cinco personas. Tan pocos en una obra de teatro gratis, solo pagando la consumisión si se tomaba algo. Me dormí, en la función. No sé si era el horario, luego de añares de escritora madrugadora. O sería, otra vez, ese inoportuno sueño de la mosca tse-tse, de la tristeza infinita. Para llegar había tenido que ir chocándome casi, ante las multitudes de turistas que hacían imposible llegar a ese lugar frente a la feria de artesanos Había ido entre miles de turistas con el cuerpo camarón de tomar todo el sol posible en una semana. Caminando en la peatonal con las reposeras y los canastos playeros, con nenes que abrazan esos inmensos flotadores de ballenas o delfines que una tarde ventosa se lleva el viento patagónico volando por la resbalosa restinga mientras los nenes lloran a los alaridos y algún padre patina cayendo ante los demás que tienen esas sonrisas igualitas a las de la luna.
Pero fui el año pasado a su unipersonal. Algo mágico, sentí emocionada ante la absoluta perfección de su arte con esa obra que expresaba el dolor, la angustia de quién no tiene cómo lograr quienes lo sientan, en una ciudad donde parece que solo existe el casino fuera de la temporada turística…
Después se fue.
(continuará)
Columnista invitada
Lucía Isabel Briones Costa
“Mi pecado fue terrible: quise llenar de estrellas el corazón de los hombres” decía el poeta… Desde los lejanos años de estudiante del profesorado en Historia en la Universidad Nacional del Sur, dediqué mi vida a la educación. En los tiempos previos a la dictadura de 1976 enseñaba en una vieja aula de la Facultad de Agronomía el bachillerato de adultos, tarea compartida con los compañeros, casi todos presos políticos después en Bahía Blanca. Cuando era rector Remus Tetu se hizo una razzia contra docentes, no docentes y estudiantes, especialmente contra los alumnos de Humanidades, Sociología y Economía. Estaba terminando mi carrera, cursando las últimas materias cuando fui detenida y puesta a disposición del PEN, el Poder Ejecutivo de la Nación, durante tres años y tres meses, hasta diciembre de 1978. Estuve en las cárceles de Villa Floresta, Olmos, Devoto y los tres últimos meses en la U20, la cárcel dentro del Hospital Borda, donde un prolijo tratamiento con drogas psiquiátricas hizo borrar totalmente mi memoria. Así me dejaron en libertad, diciéndole a mi padre: “Su hija es irrecuperable, será un vegetal hasta el día de su muerte. Que Dios les de la Santa Resignación”. Gracias a haber encontrado la ayuda adecuada pude recuperar, poco a poco, la razón perdida. Y me fui a La Pampa, donde fui docente de escuelas primarias y secundarias en la pequeña localidad de 25 de Mayo y en el Terciario de Formación Docente de Catriel, Río Negro. Recién en 1997, pude terminar mi profesorado en la Universidad del Comahue, para cuando mis compañeras de promoción de la Universidad del Sur ya estaban por jubilarse. Luego comencé la maestría en Historia Latinoamericana de los siglos XIX y XX, la cual se interrumpió cuando la Universidad no podía pagar a los docentes, varios doctores en Historia. En ese tiempo de docente rural comencé a escribir narrativa, tarea que continué al jubilarme en el bello mar de Las Grutas, en Río Negro. Seguí escribiendo con la alegría de dar un legado en su educación a mis hijas: la mayor psicóloga y la menor, maestra y profesora de Historia, ambas egresadas también de la Universidad del Comahue.