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y gris, mientras al mismo tiempo el desarrollo de la tecnología y de las ofertas de consumo sigue
avanzando sin límite. De este modo, parece que pretendiéramos sustituir una belleza
irreemplazable e irrecuperable, por otra creada por nosotros.
35. Cuando se analiza el impacto ambiental de algún emprendimiento, se suele atender a los
efectos en el suelo, en el agua y en el aire, pero no siempre se incluye un estudio cuidadoso
sobre el impacto en la biodiversidad, como si la pérdida de algunas especies o de grupos
animales o vegetales fuera algo de poca relevancia. Las carreteras, los nuevos cultivos, los
alambrados, los embalses y otras construcciones van tomando posesión de los hábitats y a veces
los fragmentan de tal manera que las poblaciones de animales ya no pueden migrar ni
desplazarse libremente, de modo que algunas especies entran en riesgo de extinción. Existen
alternativas que al menos mitigan el impacto de estas obras, como la creación de corredores
biológicos, pero en pocos países se advierte este cuidado y esta previsión. Cuando se explotan
comercialmente algunas especies, no siempre se estudia su forma de crecimiento para evitar su
disminución excesiva con el consiguiente desequilibrio del ecosistema.
36. El cuidado de los ecosistemas supone una mirada que vaya más allá de lo inmediato, porque
cuando sólo se busca un rédito económico rápido y fácil, a nadie le interesa realmente su
preservación. Pero el costo de los daños que se ocasionan por el descuido egoísta es muchísimo
más alto que el beneficio económico que se pueda obtener. En el caso de la pérdida o el daño
grave de algunas especies, estamos hablando de valores que exceden todo cálculo. Por eso,
podemos ser testigos mudos de gravísimas inequidades cuando se pretende obtener importantes
beneficios haciendo pagar al resto de la humanidad, presente y futura, los altísimos costos de la
degradación ambiental.
37. Algunos países han avanzado en la preservación eficaz de ciertos lugares y zonas –en la
tierra y en los océanos– donde se prohíbe toda intervención humana que pueda modificar su
fisonomía o alterar su constitución original. En el cuidado de la biodiversidad, los especialistas
insisten en la necesidad de poner especial atención a las zonas más ricas en variedad de
especies, en especies endémicas, poco frecuentes o con menor grado de protección efectiva.
Hay lugares que requieren un cuidado particular por su enorme importancia para el ecosistema
mundial, o que constituyen importantes reservas de agua y así aseguran otras formas de vida.
38. Mencionemos, por ejemplo, esos pulmones del planeta repletos de biodiversidad que son la
Amazonia y la cuenca fluvial del Congo, o los grandes acuíferos y los glaciares. No se ignora la
importancia de esos lugares para la totalidad del planeta y para el futuro de la humanidad. Los
ecosistemas de las selvas tropicales tienen una biodiversidad con una enorme complejidad, casi
imposible de reconocer integralmente, pero cuando esas selvas son quemadas o arrasadas para
desarrollar cultivos, en pocos años se pierden innumerables especies, cuando no se convierten
en áridos desiertos. Sin embargo, un delicado equilibrio se impone a la hora de hablar sobre estos
lugares, porque tampoco se pueden ignorar los enormes intereses económicos internacionales