Page 16 - Laudato
P. 16
16
tomar contacto directo con sus problemas. Viven y reflexionan desde la comodidad de un
desarrollo y de una calidad de vida que no están al alcance de la mayoría de la población
mundial. Esta falta de contacto físico y de encuentro, a veces favorecida por la desintegración de
nuestras ciudades, ayuda a cauterizar la conciencia y a ignorar parte de la realidad en análisis
sesgados. Esto a veces convive con un discurso «verde». Pero hoy no podemos dejar de
reconocer que un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que
debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la
tierra como el clamor de los pobres.
50. En lugar de resolver los problemas de los pobres y de pensar en un mundo diferente, algunos
atinan sólo a proponer una reducción de la natalidad. No faltan presiones internacionales a los
países en desarrollo, condicionando ayudas económicas a ciertas políticas de «salud
reproductiva». Pero, «si bien es cierto que la desigual distribución de la población y de los
recursos disponibles crean obstáculos al desarrollo y al uso sostenible del ambiente, debe
reconocerse que el crecimiento demográfico es plenamente compatible con un desarrollo integral
y solidario»[28]. Culpar al aumento de la población y no al consumismo extremo y selectivo de
algunos es un modo de no enfrentar los problemas. Se pretende legitimar así el modelo
distributivo actual, donde una minoría se cree con el derecho de consumir en una proporción que
sería imposible generalizar, porque el planeta no podría ni siquiera contener los residuos de
semejante consumo. Además, sabemos que se desperdicia aproximadamente un tercio de los
alimentos que se producen, y «el alimento que se desecha es como si se robara de la mesa del
pobre»[29]. De cualquier manera, es cierto que hay que prestar atención al desequilibrio en la
distribución de la población sobre el territorio, tanto en el nivel nacional como en el global, porque
el aumento del consumo llevaría a situaciones regionales complejas, por las combinaciones de
problemas ligados a la contaminación ambiental, al transporte, al tratamiento de residuos, a la
pérdida de recursos, a la calidad de vida.
51. La inequidad no afecta sólo a individuos, sino a países enteros, y obliga a pensar en una ética
de las relaciones internacionales. Porque hay una verdadera « deuda ecológica », particularmente
entre el Norte y el Sur, relacionada con desequilibrios comerciales con consecuencias en el
ámbito ecológico, así como con el uso desproporcionado de los recursos naturales llevado a cabo
históricamente por algunos países. Las exportaciones de algunas materias primas para satisfacer
los mercados en el Norte industrializado han producido daños locales, como la contaminación con
mercurio en la minería del oro o con dióxido de azufre en la del cobre. Especialmente hay que
computar el uso del espacio ambiental de todo el planeta para depositar residuos gaseosos que
se han ido acumulando durante dos siglos y han generado una situación que ahora afecta a todos
los países del mundo. El calentamiento originado por el enorme consumo de algunos países ricos
tiene repercusiones en los lugares más pobres de la tierra, especialmente en África, donde el
aumento de la temperatura unido a la sequía hace estragos en el rendimiento de los cultivos. A
esto se agregan los daños causados por la exportación hacia los países en desarrollo de residuos
sólidos y líquidos tóxicos, y por la actividad contaminante de empresas que hacen en los países