Page 6 - Laudato
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síntomas sino también las causas más profundas. Así podremos proponer una ecología que,
entre sus distintas dimensiones, incorpore el lugar peculiar del ser humano en este mundo y sus
relaciones con la realidad que lo rodea. A la luz de esa reflexión quisiera avanzar en algunas
líneas amplias de diálogo y de acción que involucren tanto a cada uno de nosotros como a la
política internacional. Finalmente, puesto que estoy convencido de que todo cambio necesita
motivaciones y un camino educativo, propondré algunas líneas de maduración humana inspiradas
en el tesoro de la experiencia espiritual cristiana.
16. Si bien cada capítulo posee su temática propia y una metodología específica, a su vez retoma
desde una nueva óptica cuestiones importantes abordadas en los capítulos anteriores. Esto
ocurre especialmente con algunos ejes que atraviesan toda la encíclica. Por ejemplo: la íntima
relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, la convicción de que en el mundo todo está
conectado, la crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de la tecnología, la
invitación a buscar otros modos de entender la economía y el progreso, el valor propio de cada
criatura, el sentido humano de la ecología, la necesidad de debates sinceros y honestos, la grave
responsabilidad de la política internacional y local, la cultura del descarte y la propuesta de un
nuevo estilo de vida. Estos temas no se cierran ni abandonan, sino que son constantemente
replanteados y enriquecidos.
CAPÍTULO PRIMERO
LO QUE LE ESTÁ PASANDO A NUESTRA CASA
17. Las reflexiones teológicas o filosóficas sobre la situación de la humanidad y del mundo
pueden sonar a mensaje repetido y abstracto si no se presentan nuevamente a partir de una
confrontación con el contexto actual, en lo que tiene de inédito para la historia de la humanidad.
Por eso, antes de reconocer cómo la fe aporta nuevas motivaciones y exigencias frente al mundo
del cual formamos parte, propongo detenernos brevemente a considerar lo que le está pasando a
nuestra casa común.
18. A la continua aceleración de los cambios de la humanidad y del planeta se une hoy la
intensificación de ritmos de vida y de trabajo, en eso que algunos llaman «rapidación». Si bien el
cambio es parte de la dinámica de los sistemas complejos, la velocidad que las acciones
humanas le imponen hoy contrasta con la natural lentitud de la evolución biológica. A esto se
suma el problema de que los objetivos de ese cambio veloz y constante no necesariamente se
orientan al bien común y a un desarrollo humano, sostenible e integral. El cambio es algo
deseable, pero se vuelve preocupante cuando se convierte en deterioro del mundo y de la calidad
de vida de gran parte de la humanidad.
19. Después de un tiempo de confianza irracional en el progreso y en la capacidad humana, una
parte de la sociedad está entrando en una etapa de mayor conciencia. Se advierte una creciente