Cuarteto Zupay
Un desafío para la música popular argentina
Tercera entrega
Fueron cincelando un repertorio de alto impacto desde el punto de vista de las poesías de tantas bellas canciones, que ofrecieron a su público desde el convencimiento que “lo nacional” habla de nosotros. Folclore, tango, rock… música agentina, en definitiva, es la marca registrada de este grupo que se sigue oyendo en la red.
Practicaron también, desde los albores de su conformación, el encuentro con otros músicos, solistas y grupos, intercambiando público y dando volumen a una historia que hizo historia. Con el advenimiento de la Democracia en 1983, ocuparon un lugar destacado y convocaban multitudes en teatros y en estadios. Cantaban a la libertad.
Con un profesionalismo que hizo época, ponían cada nota en su lugar y lograban una sonoridad que aún cautiva. Modernizaron el perfil de la música vocal no sólo por los nuevos arreglos que introdujeron, sino también por el poder de convocatoria inusual que desataron. Sumaron a los jóvenes al disfrute de las interpretaciones nuestras.
“En diciembre de 1967 el grupo lanzó su primer álbum con el expresivo título de Folklore sin mirar atrás, título que volvió a llevar su segundo álbum lanzado al año siguiente. Ambos álbumes, sus títulos, los textos de contratapa escritos por Miguel Smirnoff y el cancionero que los integra, constituyen un verdadero manifiesto cultural sobre lo que ellos denominaban música popular argentina (MPA), que señalaría desde un inicio una definida línea artística-ideológica que sin abandonar las raíces indígenas, africanas e hispano-coloniales presentes en el folklore, tuviera como prioridad la libertad creativa y el desarrollo de nuevas formas musicales y contenidos poéticos. En la contratapa del segundo álbum Miguel Smirnoff, por entonces productor del ciclo Canciones para argentinos jóvenes en el Teatro Payró, realiza algunas notables precisiones sobre la música de los Zupay:
“Evitemos, al hablar de este disco, el término “folklore”, aunque figure en el título del disco, convenientemente condimentado. Se trata aquí de música nuestra, argentina y actual; tampoco es “la música actual”, ya que los Zupay siguen evolucionando permanentemente y, aún dentro de este álbum, es fácil notar dos o tres etapas distintas del proceso que los está llevando a la creación de “eso” que, tal vez, sea expresión fiel de nuestro país en el mundo: la Música Popular Argentina, así, con mayúsculas, integrando los elementos del tango y el folklore a una base rítmica y melódica de valor universal y fácil comprensión en cualquier parte.
“Folklore sin mirar atrás Vol 1 incluye las dos canciones del primer simple, Marcha de San Lorenzo y Añoranzas, y otras entre las que se destacan Antonino, tradicional español, Zamba del nuevo día, de Armando Tejada Gómez y Oscar Cardozo Ocampo, que se convertiría en un clásico del grupo, y Chacarera de la copla perdida de Lupe García Caffi y Juan José García Caffi. El disco también cuenta con una interpretación de Camino del indio de Atahualpa Yupanqui que motivó un ácido comentario del autor: «Los Zupay, los que me asfaltaron el camino del indio».
“En el segundo semestre de 1968, el grupo sacó su segundo álbum, Folklore sin mirar atrás Vol. 2. El disco es similar en su estructura temática al primero, pero es mucho más complejo y audaz, tanto en los arreglos vocales, como en la inclusión de disonancias, la participación en cuatro temas del conjunto instrumental de Oscar López Ruíz, y sobre todo con el uso de batería y guitarra eléctrica, una innovación radical para el folklore. Un paso similar había dado tres años antes, el cantante folk estadounidense Bob Dylan, sufriendo un abucheo escandaloso en el Festival Folk de Newport.
“Temáticamente el álbum contiene temas de estilo más variado, entre ellos Los castillos, de María Elena Walsh, que se convertiría en la autora favorita del grupo; Mi pueblo chico de Pérez Pruneda y Adela Cristhensen, también lanzado como simple, otro de sus éxitos; Por un viejo muerto, del trovador Damián Sánchez y Bernardo Palombo, tema de contenido social sobre un anciano sin hogar muerto de frío en la calle; y el conocido tango Milonga triste de Sebastián Piana y Homero Manzi”.
Como la cigarra
Te quiero
San Lorenzo
(Texto encomillado, tomado de la red de redes)


