Dejo de lado los posicionamientos fundamentalistas que cuestionan desde la propia pandemia hasta la generación de las vacunas que comienzan a ser aprobadas. A diestra y siniestra aparecen voces que ponen en duda los avances científicos producidos en muchos países, con miradas afiebradas de todo tipo y tenor.
Dejo de lado ese debate porque no soy médico ni profesional de la salud. Nunca hablo de lo que no sé ni me consta, tal como me enseñaron mis maestros de periodismo. A ese respecto, sólo quiero compartirte el porqué de mi decisión, sopesada y calibrada al calor de estos meses de triste dominio noticioso: la pandemia.
Parto de la base que a los profesionales médicos, infectólogos e investigadores les caben las generales de la ley. Por tanto lo que hacen siempre está ajustado al deber ser de los sistemas de investigación. Los asiste además el rigor científico al que deben rendirle tributo y la honestidad intelectual en la búsqueda del bien común.
Me refiero a todos los profesionales abocados a la tarea de la formulación de las vacunas que surgen de los distintos países. Decido además, como siempre hemos hecho casi todos, ponerme en manos de las instituciones públicas que controlan la calidad de los medicamentos. Yo no caí en la salud pública, pues ella me enorgullece.
La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) es una dependencia del Estado argentino, con sede en Avenida de Mayo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Existe desde hace años y siempre ha velado porque los medicamentos y los alimentos que consumimos nos hagan bien.
Tengo que escribirlo así de sencillito para, por oposición, contravenir a quienes ponen en duda todo, en un momento muy delicado para la historia reciente de la humanidad. El Gobierno del pueblo hace lo correcto: dota de más presupuesto y de los diversos elementos requeridos, para hacer su trabajo cada vez mejor.
Pero la mafia mediática, conformada por el diario Oscurín, La Nación y el Grupo América, apunta a fragilizar todas las acciones del Gobierno nacional. Quieren que millones de argentinos no nos vacunemos. Es el mismo modus operandi que desarrollaron con los anticuarentena de toda laya. Trabajan para la muerte, son la muerte.
El objetivo es seguir tirándole piedras a Alberto, que tuvo que arrancar lidiando con la crisis que dejó la pandemia Malcri y luego hacerse cargo de la del coronavirus. Entonces no voy a jugar el juego que me ordenan jugar: decir si tal vacuna en buena o tal otra no. No lo haré porque no soy especialista en salud, como ya te dije.
Como nunca, pululan médicos surgidos de la noche a la mañana -sin título, claro-. Se les nota mucho que han nacido de la factoría del odio. A muchas de esas personas que expresan su oposición a un gobierno popular poniendo en duda cualquiera de las medidas que propone, como por ejemplo la vacuna, los desafío.
Suelo proponerles que hagan uso de mis espacios de radio, televisión y este, virtual, para dar a conocer sus posiciones… pero que firmen lo que escriban y den la cara, como corresponde. Esto es lo que hago desde hace 35 años. Pero no, desisten siempre, como que lo único que hacen es replicar las operaciones de los trolls.
Tampoco voy a caer en la falsa antinomia que nos presenta la oligarquía a partir de los medios que tiene a su servicio. La mayoría de nuestro pueblo tampoco es especialista en salud. No deseo poner en duda al Estado argentino que -con sus más y con sus menos- es uno de los mejor posicionados en estas temáticas.
La designación de Ramón Carrillo como Ministro de Salud del primer peronismo, dejó consolidado un sistema de salud pública de los más avanzados del mundo, al tiempo que estaba planteado en total gratuidad para con todos y cada uno de los argentinos de varias generaciones. Este también es un contrapeso para no olvidar.
No quiero agregar nada más. El resto que corra por cuenta de las revistas especializadas en el más que necesario debate médico/científico/investigativo, que se lleva adelante a través de los conglomerados de profesionales de todo el mundo y los ámbitos estatales de control de la calidad de medicamentos. Me voy a vacunar.
Marcelo Sapunar
Martes 23 de diciembre de 2020